El Suicidio


Alrededor de novecientas mil personas se suicidan por año en todo el mundo, haciendo que el suicidio sea una de las tres primeras causas de fallecimientos entre personas entre 15 y 44 años.

El suicidio se relaciona principalmente con la depresión, sin embargo, algunos de los síntomas de esta enfermedad, suelen ser minimizados tanto por familiares como por los médicos.

Se sabe que la depresión es una de las enfermedades psiquiátricas más difundidas en el mundo en esta época y que el mayor peligro que representa para el paciente es el suicidio, sin embargo, los síntomas pueden no ser detectados a tiempo.

Estimaciones recientes muestran que un 90% de las personas que se suicidaron padecían de depresión.

Los factores de riesgo más importantes pueden ser genéticos, psiquiátricos, fisiológicos, familiares, sociales y culturales.

También las distintas circunstancias de la vida que resultan difíciles aceptar, como la muerte de un ser querido, la pérdida del trabajo, la soledad, los cambios evolutivos, enfermedades físicas graves, quebrantos económicos, problemas de pareja, deudas, etc., contribuyen a acentuar el riesgo de cometer suicidio.

La mayoría de los suicidios suceden en poblaciones con niveles de ingresos bajos o medios.

Casi la mitad de los casos registrados en el mundo se producen en China e India, representando en esos países la segunda causa de mortalidad entre jóvenes de 15 a 29 años según datos suministrados por la OMS (Organización Mundial de la Salud).

Los medios de comunicación, como Internet, favorecen el efecto contagio de los suicidios, según revela un estudio realizado en el Centro para la Investigación del Suicidio de la Universidad de Oxford, publicado en 2012 en la revista “The Lancet”.

La probabilidad de que se produzca un suicidio aumenta considerablemente si la persona padece de un trastorno psíquico, principalmente depresión, alcoholismo o esquizofrenia.

Los trastornos del estado de ánimo, la inestabilidad emocional o las oscilaciones afectivas aumentan veinte veces el riesgo de cometer suicidio, con una mayor incidencia de suicidios entre las mujeres sin hijos; siendo las personas más vulnerables las que además de ser depresivas tienen una adicción.

En los varones alcohólicos el riesgo de suicidio aumenta seis veces con respecto al resto de la población y en cuanto a los que sufren una patología como la esquizofrenia el peligro de suicidio se da con mayor frecuencia en los pacientes jóvenes, que no conocen la enfermedad y creen no tener cura.

Cuando una persona a intentado suicidarse existe alta probabilidad de que lo vuelva a intentar.

Resumiendo, para que una persona decida suicidarse deben darse por lo menos dos factores que son determinantes, el factor orgánico y una situación de la vida que no puede superar.

El desánimo de una persona antes de quitarse la vida es de desesperación absoluta e irreversible.

Los familiares deben tener en cuenta los dichos de la persona en riesgo que pueden revelar su intención de suicidarse con mensajes indirectos o consumiendo hipnóticos o tranquilizantes.

La falta de motivación y de proyecto producen la pérdida del sentido de la vida, por lo que resulta más factible detectar la posibilidad del suicidio en personas que están atravesando esa situación vital.

Estas personas en riesgo necesitan apoyo permanente pero en la mayoría de los casos terminan aislándose totalmente.

Un diagnóstico precoz y un adecuado tratamiento psiquiátrico pueden reducir drásticamente los casos de suicidio en todo el mundo.

Malena
Fuente:”Mente y Cerebro”; “Suicidio”; Bárbara Schneider, psiquiatra, psicoterapeuta y docente de la Universidad Goethe en Fráncfort del Meno.