El Amor no se exige


En las relaciones amorosas siempre existen las dudas, los desencuentros y las diferencias, pero todo eso no implica que el amor haya terminado.

A veces es necesario tomar distancia para poder ver mejor las cosas desde otra perspectiva; y no hay que tener miedo de este desafío, porque hay que ser capaz de confiar en uno mismo y dejarse llevar sin tratar de manipular nada.

Esclarecer la mente nos lleva a tomar decisiones más acertadas, sin discusiones estériles, sin presiones inútiles, dejando que las aguas se aquieten solas.

A veces, es tan baja la autoestima que no se puede evitar la tentación de echarse la culpa de todos los problemas y arrepentirse de no haber sido de tal o cual manera para sostener una relación que amenazaba con caerse; sin saber que lo único que es imprescindible en el amor es ser uno mismo.

Los problemas en el amor siempre se relacionan con el sentimiento de frustración personal, la incapacidad para ser quiénes realmente somos y hacer lo que somos capaces de hacer; y ese bloqueo personal se proyecta en la pareja, porque es más fácil que atribuírselo a uno mismo.

El miedo a perder a la pareja lo único que logra es alejarla, porque no se pueden tolerar los celos irracionales, la relación de dependencia y el comportamiento posesivo.

Los celos significan falta de seguridad en sí mismo, baja autoestima y temor al rechazo y lo único que se logra con los celos es quedarse solos.

Es importante estar abierto al amor y estar dispuesto a dar amor, sin especular y sin poner condiciones; vivirlo intensamente sin intención de eternizarlo, sintiéndose libre y dejándole libertad al otro para poder ambos ser como son, desarrollarse y crecer.

El amor no se exige, porque es algo que surge espontáneamente que no depende de la voluntad. El amor se gana y se cultiva día a día con amor para que dé sus frutos, no es una cárcel ni una limitación, es la llama que inspira a realizarse.

A veces hay que aprender a pedir perdón, porque siempre estamos cometiendo pequeñas faltas que atentan contra las relaciones y somos demasiado orgullosos como para reconocerlas.

Pero pedir perdón no es suficiente si seguimos haciendo siempre lo mismo, por lo que es necesario corregir conductas y formas de hablar, terminar con las discusiones estériles, con las burlas, las indirectas o con los comentarios ácidos, que son formas de eludir el diálogo franco.

Hay relaciones que se mantienen estables mucho tiempo, pero hay otras que terminan y es inútil aferrarse a algo que ha muerto. Lo mejor será aceptarlo y aprender de ello; porque si ya no hay vuelta atrás resulta mucho más doloroso aferrarse sin importar el costo.

La vida es cambio y cada experiencia nos permite avanzar hacia una nueva etapa.

Malena