Según
los arqueólogos, la medicina tradicional china se originó en tiempos
prehistóricos. Durante siglos permaneció
dentro del ámbito del mundo oriental, sin embargo, debido a la apertura de China en los últimos
años, comenzó a popularizarse en Occidente.
Desde
1949, con la instauración de la República Popular, los propios políticos chinos
que consideraban estos conocimientos como no científicos y atrasados en el
tiempo, están intentando apoyar los esfuerzos para aprovechar estos
conocimientos, rescatando los elementos
que se puedan incorporar a la medicina moderna.
Los
testimonios prehistóricos encontrados confirman que ya en esa época los chinos
utilizaban gran cantidad de hierbas y sustancias animales y minerales y una
serie de ungüentos para curar muchas enfermedades y lesiones.
Aunque
no se sabe si la eficacia de estos remedios tenía una base teórica racional,
los descubrimientos arqueológicos mencionan prácticas esotéricas destinadas a
expulsar demonios del cuerpo.
Sin
embargo, en el siglo II antes de Cristo, surge una nueva forma de encarar el
arte de curar más coherente y compatible con el concepto de medicina
propiamente dicha.
Se
comenzó a desarrollar la idea de que las leyes de la naturaleza eran las que
determinaban el buen estado de salud y la duración de la vida y no seres
sobrenaturales como sostenía la perspectiva del mundo antiguo que consideraba
la enfermedad como la consecuencia de un ataque externo.
Al
principio, las ciencias naturales chinas tenían dos puntos de vista: uno basado
en que el conocimiento surge del análisis de los componentes de las cosas y
otro que priorizaba descubrir las relaciones entre los elementos.
Este
último método tuvo gran éxito en China y es el que aún continúa practicándose
en la actualidad.
A
diferencia de la ciencia y tecnología Occidental que aplicaba para la ciencia
el método analítico, los fenómenos científicos en China tenían su explicación
en las leyes naturales y las relaciones de los elementos; o sea que todos los
fenómenos materiales se podían asociar en grupos cuyos elementos eran del mismo
tipo y se relacionan entre sí de acuerdo a leyes muy precisas, porque “los
planes humanos no son diferentes a los planes del cielo”, postura contraria a la de Occidente que
todavía perdura, que sostiene la idea de
que el destino está en nuestras manos.
La
nueva medicina china señala que para estar saludable se deben limitar los
sentimientos y vivir una vida en armonía con las leyes de la naturaleza.
Se
introdujo así la acupuntura para curar algunas molestias y frecuentemente se
realizaban sangrías para eliminar del sistema elementos patógenos.
Coherente
con esta idea, utilizan las sustancias que se encuentran en la naturaleza.
Sin
embargo, China comenzó a incorporar los conocimientos científicos de Occidente
para no perder su poder como imperio.
No
obstante, a pesar de los intentos políticos para erradicar la medicina
tradicional china y evitar la decadencia, estos conocimientos que estaban muy
arraigados en el pueblo, permanecían vigentes tanto como antes.
A
pesar de estos intentos, un equipo de
médicos chinos formados en medicina occidental se encargó de rescatar algunos
conocimientos de la medicina tradicional
china compatibles con la ciencia y la lógica moderna, que valía la pena
preservar.
Mientras
tanto, en Occidente surgió el interés en la acupuntura principalmente para el
tratamiento del estrés postraumático de los soldados heridos en combate.
Con
el tiempo comenzó a aparecer, tanto en Europa como en Estados Unidos, gran
cantidad de bibliografía sobre medicinas alternativas, basadas en métodos no
agresivos, procedentes de Oriente que tuvieron gran respuesta del público
deseoso de utilizar estos programas alejados de la química y la tecnología, que se convirtieron en éxitos de venta.
La
medicina china prosperó en un entorno propicio en que la mayoría de la gente
comenzaba a experimentar los problemas psicológicos de la modernidad, como el
temor a la guerra atómica y a la contaminación ambiental, el incremento del
individualismo, la angustia existencial
y el notorio alejamiento humano de la religión.
Las
reacciones de Occidente frente a la medicina china son variadas; algunos la
consideran como un conocimiento complementario y otros tratan de investigar los
reales efectos tanto de la acupuntura como de las drogas utilizadas en China.
Es
probable que las múltiples deficiencias de la medicina académica y los
indiscutibles éxitos de las terapias alternativas o complementarias, así como
la práctica del Ayúrveda, ciencia milenaria de la India, han hecho que estos
métodos curativos sean tan defendidos.
La
eficacia o no de estas prácticas no sólo deben contemplarse desde el punto de
vista científico y tecnológico sino formando parte de un contexto, tanto
social, cultural y económico determinado, por lo tanto exige un tratamiento más
amplio y serio.
Malena
Fuente:
“Mente y Cerebro”; No.61/2014; “La
medicina tradicional china”; Paul Ulrich Unschuld, director del Instituto de la
Fundación Horst-Görtz para el estudio de la teoría, historia y ética de las
ciencias de la vida chinas de la Universidad de Medicina de la Charité de
Berlín.
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He sufrido grandes males que pude tratar gracias a éste tipo de medicina. Sin duda es muy buena la info.
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