Sexo sin amor



Dice Woody Allen, con su acostumbrado genio: "el sexo sin amor es sexo vacío, pero de todas las experiencias vacías que se conocen hay que reconocer que es una de las mejores".

La vida moderna está llevando a los habitantes de las grandes ciudades a vivir vidas más cómodas, pero también más miserables, llenas de experiencias vacías que no significan nada.

Ese vacío de significados es lo que sumerge a la mayoría de la gente pensante en la depresión, el mal más difundido en el mundo en esta época.

A medida que sentimos que nos vamos hundiendo en el torbellino sin salida de la locura ciudadana, que nos obliga a apurarnos, a hacer todo más rápido y a abarcar  más de lo que podemos, vamos perdiendo en cada una de estas concesiones calidad de vida y la alegría de vivir.

Perdemos los vínculos con nuestros familiares, se deteriora la relación con nuestras parejas y con nuestros hijos y nos vamos quedando solos, aislados entre una multitud anónima que nos arrastra a lograr objetivos que no son los nuestros.

La sexualidad también ha perdido la naturalidad, la espontaneidad y la frescura que le es propia para convertirse en un ejercicio físico para practicar dos veces por semana sin ganas.  Las excusas para no tener sexo se multiplican y los encuentros amorosos se van espaciando cada vez más hasta convertirse en episodios esporádicos que tratan de justificar una relación de pareja.

Los futuristas vaticinan que los avances de la ciencia llegarán a lograr la reproducción por medio de la clonación in vitro y que el sexo será solamente un acto de placer como único fin en sí mismo.

Pero eso de planificar el futuro sin tener en cuenta a la naturaleza puede ser realmente un arma de doble filo, ya que se ignora que los seres humanos no dependen solamente de sus genes para sobrevivir sino que también influyen en ellos los cambios sociales, nutricionales, conductuales y ambientales.

La teoría de la evolución de Darwin en la que se fundamente la ciencia, nos revela que los seres vivos van adecuando su estructura anatómica en función de las necesidades del medio, y que estos cambios producen una mutación de los genes que posteriormente se transmite por herencia.

La sexualidad sin el fin de la procreación es muy probable que en esas condiciones también se extinga, por más que la ciencia se esfuerce en mantenerla con fines placenteros.

La conveniencia humana no forma parte de la naturaleza porque se empeña en contradecirla con la ilusión de los hombres de querer ser dioses.

Los hombres pueden tener sexo sin amor y disfrutar plenamente aunque también es cierto que cuando lo hacen con prostitutas por alguna razón suelen elegir siempre la misma.

En cuanto a las mujeres, todavía no es algo común que una mujer quiera solamente tener sexo sin ninguna clase de compromiso afectivo.  El motivo de esta diferencia todavía está en discusión y no se ha llegado a verdaderas respuestas satisfactorias.

Algunos opinan desde la fisiología que debido a que la zona genital femenina se encuentra dentro de su  cuerpo, puede  atenuar su respuesta sexual; otros, desde el punto de vista sociológico coinciden en afirmar que sólo se trata de educación y cultura.

Desde el punto de vista científico el ser humano pretende transformar a la naturaleza y lo ha conseguido con algún merecido éxito, curando enfermedades, mejorando las condiciones de vida de muchos,  sin embargo, a pesar de los grandes adelantos tecnológicos y el mayor desarrollo de algunos países,  el mundo permanece dividido por notables diferencias y seguimos viendo gente viviendo en la indigencia.

El hombre está diseñado para sembrar sus espermatozoides y si carece de educación y sentimientos, para hacerlo,  puede ser capaz de obligar, violar y hasta matar a una mujer para que se someta. 

Es así como nacen miles de criaturas no deseadas que vagarán por el mundo en una estéril búsqueda de su identidad, la mayoría sin oportunidades de educación alguna y ayudando a engrosar las filas de los desposeídos.

El destino de las mujeres es ser las líderes del mañana, y tal vez esa esa la única esperanza que le queda al mundo, ya que son muchos los hombres que se empeñan en demostrar que sólo sirven para la guerra y la violencia.

Los adelantos tecnológicos nos saturan haciendo que los cambios sean más rápidos de los que el ser humano puede asimilar, contribuyendo en gran parte a contaminar el planeta con basura digital; porque la imaginación está al servicio de la pavada, de lo intrascendente, de lo inútil, de lo que tiene mercado y se puede vender como pan caliente.

Intentemos hacer que este mundo sea más natural; porque ya es imperativo volver a la naturaleza para poder vivir experiencias más plenas y llenas de significado y al sexo con amor, para que el fruto de ese amor tenga la oportunidad de vivir dignamente.

Malena