Mujeres que aman demasiado



Las mujeres tienden a idealizar el amor de pareja y también a las personas que aman, pero la realidad es diferente, porque ni el amor es ideal ni el hombre perfecto, condición que puede hacer que una relación naufrague y se convierta en una gran fuente de frustración.

Elegimos pareja en función de nuestras identificaciones con las personas más significativas que hemos tenido en la infancia, que son por lo general, nuestros padres.

Las mujeres eligen a parejas que se parecen a sus padres o a sus madres, o bien con características de personalidad opuestas a las de ellos.

O sea que inconscientemente nos unimos sentimentalmente con cualquiera que se parezca a nuestros progenitores, por lo general, el del sexo opuesto, o con alguien opuesto a ellos, que satisfaga nuestras necesidades básicas infantiles no satisfechas.

Dicen que el amor es ciego y es verdad en muchos sentidos; ciego porque al ser amado no se le pueden ver los defectos, ciego porque no permite pensar a largo plazo y ciego por creer en que una pareja, por amor, puede cambiar los aspectos negativos de su personalidad.

Aunque las excepciones existen, la regla es que las personas en general no cambian y si lo hacen, cambian muy poco, lo único que nunca cambia es el temperamento, porque es innato.

Una persona puede cambiar en alguna medida su carácter, que es el modo de ser que se adquiere por experiencia. Pero el carácter es parte de la identidad y un cambio de carácter incluye una nueva organización de la personalidad, nuevos mecanismos de defensa, nuevos recursos para relacionarse y una nueva visión de la realidad.

Demasiados cambios para un hombre, ya que pocas veces los hombres tienen inquietudes psicológicas, como por ejemplo cuestionarse cómo son, si deberían o no cambiar o darse cuenta de cómo se siente su pareja.

Una mujer que ama demasiado se posterga a sí misma, vive a través del otro y considera que eso es suficiente para ella, por lo tanto puede llegar a renunciar a su propio crecimiento y desarrollo.

Una mujer que ama demasiado quiere lo que es imposible, o sea sentir siempre lo mismo, mariposas en el estómago y además no puede tomar distancia, porque su pareja le distorsiona la percepción de la realidad como un prisma.

Amar demasiado no es amar es alienarse en otro y vivir la vida del otro como si fuera propia.

Es necesario aprender a amar al otro en tanto que otro, no como la prolongación de uno mismo, como decía Eric Fromm en su pequeño y gran libro “El arte de amar”; sin tratar de cambiarlo para que cumpla un ideal.

El amor también incluye el odio que es la otra cara de la misma moneda, porque la vida no es siempre igual y porque somos falibles, débiles e imperfectos.

Amar y odiar son dos sentimientos opuestos pero complementarios ya que no existe el amor sin el odio, el bien sin el mal, lo lindo sin lo feo.

El odio se cura con el perdón y el premio del perdón es la reconciliación.

Hay que amar con el cuerpo y el alma pero sin dejar de lado la reflexión y sin que haya sombras de dudas o motivos de desconfianza que puedan malograr la relación.

La mujer que ama demasiado ama sólo con el corazón y es su baja autoestima la que no le permite usar la razón.

Malena

Fuente: "El arte de amar" de Eric Fromm; "Las mujeres que aman demasiado"; Robin Norwood