La Inteligencia y la creatividad


La persona inteligente tratará siempre ser ella misma sin importar las dificultades que tenga ni el riesgo que corra y jamás imitará o copiará a otro.

Copiar a otro es más fácil e implica menos riesgo pero cuando no se copia a otro uno se siente solo y expuesto a la crítica, porque comete la temeridad de tener el coraje de ser diferente.

Vivir intensamente cada minuto de la vida sólo es posible cuando existe la pasión por algo y esa persona se atreve a llevarlo a cabo con fe y entusiasmo. Es entonces cuando podrá surgir espontáneamente la alegría, la emoción y la sensación de estar vivo. Lo contrario es sumarse a las filas de los descontentos, aburridos, angustiados y débiles.

La persona inteligente tiene su cabeza llena de ideas nuevas, no piensa ni en el pasado ni en el futuro, sólo está en el presente.

La inteligencia es meditación porque la manera inteligente de meditar es actuar en todo momento con inteligencia, con conciencia. Comer con inteligencia, hacer el amor con inteligencia, usar la inteligencia en cada acción y en cada minuto de la existencia y entonces será lo mismo que respirar y desaparecerá la carga de hacer las cosas por obligación.

Sucede que actuar sin inteligencia es ser poco generoso con uno mismo, porque se hacen las cosas por obligación y no por ser responsable de las propias decisiones.

La única inteligencia que existe es la inteligencia del corazón, no del intelecto, porque el intelecto guarda todo lo viejo y no puede ser original.

La vida vivida solamente con la cabeza es una vida mecánica, como la de un robot, que son eficientes pero están muertos.

La inteligencia auténtica es sentir, es poder amar; porque el amor no es para los intelectuales es para los que tienen talento en el corazón.

El único camino es una inteligencia amorosa porque es la inteligencia y el amor unidos los que hacen que todo sea posible y se haga realidad.

La inteligencia es estar abierto al Ser, permite ver sin prejuicio, escuchar sin ruido, totalmente lo contrario del intelecto que está lleno de prejuicios, creencias, conocimientos previos e información antigua que enceguecen y que nos vuelven torpes y cerrados a lo nuevo.

La persona que no usa su inteligencia no puede escuchar lo que dice otro porque ni bien empieza a hablar saca conclusiones lapidarias y rígidas que no le permiten salir de sí misma.

Una persona tiene que ser capaz de avanzar igual que el tiempo, debería ser un proceso, nunca alguien que ya tiene todas las respuestas, porque de esa manera no usa su inteligencia, deja de ser una persona y se convierte en un objeto.

Malena
Fuente: “Inteligencia – La respuesta creativa al ahora”; Osho.