La Comunicación Humana


En esta época en que los medios de comunicación han avanzado tanto, la verdadera comunicación humana, cara a cara, está perdiendo terreno en todos los ámbitos.

Porque pasar información no es comunicarse, es transmitir acontecimientos, eventos, noticias, novedades; datos que no tienen nada que ver con la comunicación humana, ya que ésta implica atención,comprensión, compasión y afecto.

A veces, cuesta encarar y hablar de los problemas. Los hombres son los más reacios a hablar de sus sentimientos, las mujeres en general desean hacerlo pero casi siempre se encuentran frente a una barrera que no pueden atravesar.

Cuesta hablar con los padres, con los hijos, con la pareja, con la familia en general. Es muy raro que los integrantes de una familia se sienten a hablar, aún cuando se encuentren desbordados por los problemas. Por el contrario, las dificultades familiares generan mutismo, silencios inexplicables y la tendencia a evitar el contacto y encerrarse en sí mismos, ya sea detrás de un diario, frente al televisor o la computadora.

A veces es necesario un tercero como mediador, para no terminar agrediéndose, como por ejemplo un psicólogo o tal vez un sacerdote o algún amigo.

La comunicación es una experiencia íntima e instransferible que no se debe confundir con estar informados o con hablar de lo que les pasa a otros.

La atención hoy en día suele ser efímera y vaga, sin embargo, es muy necesaria en las relaciones humanas, porque significa concentrarse profundamente en alguien cuando es necesario y no dispersarse en otras cosas.

Mirar a alguien a los ojos permite entenderlo mejor, llegar hasta él para confirmarle que estamos dispuestos a dedicarle tiempo y a prestarle atención.

Podemos oír pero no necesariamente escuchar porque somos selectivos y la mayoría de las cosas que llegan a nuestros oídos las descartamos.

Registrar lo que uno oye exige reconocimiento, intención, voluntad, compromiso y el deseo genuino de hacerlo, para poder comprender, ayudar, apoyar y contener al otro.

Hablar nos acerca pero el verdadero encuentro es cuando las personas llegan a comprenderse mutuamente.

Con las palabras se pueden expresar los sentimientos, los deseos, los miedos y todo lo que se espera de la vida; y escuchar al otro en forma receptiva, sin adivinar lo que va a decir, porque lo conocemos, y sin adelantarnos para emitir juicios o poner condiciones, es darle un espacio en nuestra vida aceptándolo como es y es brindarle la oportunidad de sentirse contenido y comprendido.

La verdadera comunicación fortalece los afectos, crea confianza y refuerza y confirma los vínculos que se dan por sentados.

Cuando la comunicación se interrumpe por algún motivo hay que hacer lo posible para restablecerla, sin miedo a tomar la iniciativa, teniendo el coraje de empezar de nuevo corrigiendo actitudes y con respeto, sin rencor ni resentimientos y priorizando los sentimientos.

Conectarse no es comunicarse, podemos estar todo el día conectados a la red o a algún otro aparato y no obstante sentirnos solos y aislados.


Malena