¿Me deprimo y me rindo o enfrento y avanzo?



Sin duda lo más fácil frente a la adversidad es rendirse y deprimirse, en lugar de elegir enfrentarla para seguir avanzando.

Deprimirse es victimizarse y renunciar a asumir la responsabilidad de los actos, ya sea inculpando a otros o lamentándose de la mala suerte.

Ser negativo es más cómodo;  es como abrir el paraguas antes que llueva,  por temor al fracaso por falta de tolerancia a la frustración y poca resistencia a la crítica.

Pero un instante lo puede ser todo y decidimos rendirnos frente a ese hecho puntual sin tener en cuenta que se trata sólo de un fragmento de la larga cadena de nuestras experiencias vividas, con el poder de cambiar nuestra perspectiva y de hacernos perder el rumbo.

No todo en esta vida puede ser tan prolijo y perfecto sin ningún altibajo, porque la realidad tiene aristas que no siempre son armónicas y que hay que saber aceptar.

Sin embargo vivimos tomando decisiones en base a circunstancias fortuitas sin considerar la posibilidad de intentar tener una visión más amplia que nos permita darle el justo valor a  las cosas negativas que nos pasan y aprovechar esa circunstancia para crecer con el dolor.

Hay personas que se rinden antes de ser vencidos, porque para decidirse a luchar por su ideal necesitan estar seguros de no fracasar.  No saben que si esperan estar seguros no harán nada, porque la seguridad no existe y  sólo cuentan con su fuerza interior.

Vivimos en una época que exige éxitos rápidos en que los lentos van quedando atrás en la vertiginosa carrera incomprensible contra el tiempo.  Como consecuencia surge el estrés y la depresión,  la falta de amor y de compromiso.

El estrés es querer y no poder, es pretender vivir a un ritmo acelerado e insostenible tratando de cumplir con todo lo irrelevante pero sacrificando lo esencial, que son los afectos.

Con la depresión desaparece el espíritu de iniciativa y se pierden el ánimo, la salud, los objetivos y hasta la vida activa.

La falta de amor y de compromiso es no saber darle su lugar a los sentimientos.

La vida es un salto al vacío sin red; y hay que lanzarse y trascender las dificultades  con fe,  que es el poder que nos sostiene;   con voluntad, que es el pilar en que se basan las grandes obras; y con amor para ser dignos de ser humanos.

Malena
Fuente: “No te rindas”;  Enrique Rojas, catedrático de Psiquiatría, Madrid.