Hasta que la muerte nos separe



La violencia de género está enquistada en la sociedad y destruye familias.

La paradoja es que el hogar que debería ser un remanso para una persona,  puede ser, según las estadísticas, el lugar más peligroso que existe y los peores enemigos pueden vivir en él, dado que son los vínculos más cercanos y los familiares más íntimos los primeros sospechosos de cometer actos violentos o asesinatos en el seno de la propia casa.

El maltrato físico o psíquico está instalado en todas las clases sociales y cercena las vidas de familias enteras, dejan a los hijos sin madres,  con un criminal como padre y destroza las bases del entramado social.

Este problema es de muy difícil solución porque, a pesar de los cambios sociales, aún perdura en nuestra cultura la rivalidad por la desigualdad entre hombres y mujeres debido a que continúan muy arraigados los patrones estereotipados de una sociedad patriarcal.

Por otro lado, aún no existe un presupuesto del Estado para financiar una estructura nacional que contemple todo lo necesario para atender estos casos puntuales, como refugios, asistencia psicológica y jurídica y recursos para que la persona amenazada pueda volver a insertarse en la sociedad.

Uno de los obstáculos más frecuentes es que la gente del entorno que es testigo de situaciones de violencia familiar, evita intervenir y no hace la denuncia correspondiente; y las víctimas mismas son renuentes a denunciar maltratos, ya que por lo general recién después de haber sufrido muchos años de humillaciones se deciden a hablar.

Actualmente existe la Oficina de Violencia de la Corte Suprema, que puede tomar medidas en pocas horas para proteger a la víctima, que funciona las 24 horas del día todos los días del año.

Los jueces pueden decidir de inmediato lo que van a hacer solamente con el relato de la víctima, la evaluación del riesgo y el informe médico si es necesario, ya que aunque el hecho se haya cometido dentro de un contexto familiar, esto no se convierte en un obstáculo para aplicar el código penal.

Lo nuevo es que ha comenzado a ser valorado el testimonio único como elemento de prueba, ya que si resulta coherente, no contradictorio y si además se dan las características necesarias se puede convertir en la base de una sentencia penal condenatoria; condiciones que en los casos de violencia de género, antes no se daban.

La educación de las próximas generaciones sobre lo que significa la violencia de género puede ser un factor importante de cambio, creando conciencia sobre el peligro que representan los celos en las relaciones personales, el hecho de continuar considerando a la mujer como un objeto que le pertenece al hombre, y la intención de dominarla y evitar que ejerza su derecho a desarrollarse como persona individual.

La información también es otro recurso valioso, ya que muchas mujeres ni siquiera saben que tienen la posibilidad de salir del infierno en que viven haciendo una denuncia,  ni cómo llegar a la justicia.

Malena

Más información: Corte Suprema de Justicia, Oficina de Violencia Doméstica, Lavalle 1250, Teléfono 4-370-4600 (Internos 4510 al 4514)

Línea Mujer gratuita 0800-66-68537 (MUJER); 4-370-4600, internos 4510 al 4513. Todos los días del año,  las 24 horas.

Emergencias a nivel nacional: 911

Las direcciones de los refugios no se dan por razones de seguridad, se brinda esta información con la derivación.

Fuente: “LNR”; marzo 2012; “Amores que matan”; Gabriela Cicero.