Las
nuevas técnicas de neuroimágenes demuestran que la terapia psicoanalítica es
eficaz.
Freud
consideraba la neurosis un fenómeno biológico pero en esa época, tanto la
ciencia como los métodos de investigación no podían explicar los cambios psíquicos
y fisiológicos del cerebro.
Recién
a fines del siglo XX, se pudo observar
al cerebro en funcionamiento y la neuropsicología comenzó a revelar los
secretos de las funciones cognitivas superiores y el procesamiento inconsciente de la información, dando lugar a una nueva era en psicología: el Neuropsicoanálisis.
Hasta
hoy, existen más de cuarenta investigaciones sobre la eficacia terapéutica del
psicoanálisis, en trastornos obsesivo-compulsivos,
de personalidad, de ansiedad y pánico,
en fobias, en depresiones, en esquizofrénica y en síndromes
psico-orgánicos; mediante el estudio del cerebro por medio de neuroimágenes
realizados al comienzo y al final de la terapia.
La
terapia psicoanalítica completa, por lo general tiene una duración aproximada de entre dos y
cuatro años, según las necesidades del paciente, pero este estudio se realizó, después de quince meses de tratamiento, con la participación de veinte pacientes con
depresión que concurrían de dos a cuatro horas por semana a sesiones de
psicoanálisis; comparando los resultados con la misma cantidad de individuos
sanos, de las mismas edades, sexo y formación.
Se
pudo comprobar, mediante tomografía por resonancia magnética funcional y
electroencefalografía, que los centros
cerebrales de la emoción, que se muestran hipersensibles en los trastornos
depresivos, se vuelven menos excitables después de una cantidad de meses de terapia
psicoanalítica.
Las
zonas cerebrales que se activan con las emociones y el pensamiento
autorreferente, son principalmente los ganglios basales,
la amígdala, el lóbulo frontal y la corteza sensoriomotora primaria.
Después
de un año y tres meses de tratamiento psicoanalítico, se pudo observar la normalización del estado de excitabilidad de ciertas regiones del cerebro de los pacientes con depresión;
mientras la menor actividad de la corteza prefrontal medial se consideró un
claro signo de que los pacientes recurrían en menor grado a mecanismos de
represión.
Existe
la presunción de que tanto en la depresión como en los trastornos de ansiedad o
las compulsiones, el lóbulo frontal no
puede controlar a la amígdala, que es el centro de las emociones, provocando de
esta manera que ésta se vuelva hipersensible.
Estudios
realizados sobre la aplicación de terapia conductual en pacientes con trastorno
límite de la personalidad, resultaron
equivalentes en cuanto a los cambios en
los patrones de activación neuronal.
Malena
Más
información: “Mente y Cerebro”; No.62/2013; “Efectos del psicoanálisis en el
cerebro”; Anna Buchheim, académica en la Universidad de Innsbruck y en la
Universidad Internacional Psicoanalítica de Berlin; Horst Kächele, catedrático
de la misma universidad de Berlin; Manfred Cierpka, investigador y funcionario
de la Universidad de Heidelberg; y Gerhard Roth, investigadr en la Universidad
de Bremen.
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la psicología es algo hermoso, pero sin los recursos para ejercerla no se puede lograr nada, acá en argentina por ejemplo tenemos el hospital borda donde están internados pacientes psiquiátricos y ni gas tienen los tipos, es una ciencia que esta buena siempre y cuando estè al servicio de la gente y no del capital
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