Empresas
tecnológicas como Facebook y Apple han sorprendido al mundo con la
controversial idea de darles veinte mil dólares al personal femenino que ocupa
funciones jerárquicas, para que pueda conservar sus óvulos congelados y
postergar su maternidad, tratando de evitar que un eventual embarazo afecte su
carrera laboral.
La
creatividad al servicio de la buena marcha de los negocios no tiene límites, y
una vez más, las compañías que más ganancias han acumulado en los últimos años,
intentan implementar un nuevo recurso, discutible y poco ético, ofreciendo intervenir
en forma más que inapropiada en las decisiones privadas de la gente, otorgando
un importante incentivo para lograr entorpecer la libertad individual de
satisfacer el deseo legítimo de formar una familia cuando quiera.
Aunque
es indudable que la planificación familiar es necesaria por muchas razones, debería tratarse de un asunto estrictamente personal
y circunscribirse al ámbito privado, sin
injerencias ajenas que pretenden modificar posibles acuerdos previos de las
parejas y manipular sus estilos de vida, ya que es evidente que sólo persiguen
beneficios propios.
La
cruda realidad para las empresas es que los cambios tecnológicos son cada vez más
rápidos y el más nuevo de los inventos puede quedar obsoleto en poco tiempo;
por lo que una coyuntura demasiado dinámica puede no ser lo suficientemente
rentable y amenazar su continuidad y desempeño.
El
objetivo de las empresas es ganar dinero, de modo que cuando tratan de mantener
los niveles de ganancias y ahorrar recursos, suelen elegir la opción más
barata.
Más
barato que reemplazar a una funcionaria ejecutiva por otra, enseñarle el
trabajo y hacerse cargo de un doble presupuesto en ese cargo por el lapso que
dura un embarazo; es ofrecerle a las mujeres potencialmente fértiles, elegir
postergar su maternidad y congelar sus óvulos, sin tener en cuenta que se trata
de una decisión estrictamente privada que incumbe solamente a la pareja y que en
buena medida se ajusta armónicamente a un proyecto de vida propio.
Además,
no es lo mismo ser madre antes de los treinta años que después de los cuarenta
y cinco. A esa edad, una mujer que ha
desarrollado actividades empresariales, con una vida activa socialmente y
físicamente, se ve obligada de pronto, cuando ya muchas mujeres son abuelas, a
criar niños pequeños y eventualmente sentir que tiene la obligación de enclaustrarse
en la casa con ellos.
La
vida de una mujer moderna tiene que estar llena de matices, ni estar dedicada
de lleno al trabajo, ni solamente a la familia, porque todos, hasta el último
día de la vida, tenemos que tener la
posibilidad de desarrollar todo nuestro potencial y crecimiento.
Una
mujer está dotada de la habilidad de compatibilizar funciones disímiles, por lo
que muy bien puede ser una excelente cocinera y madre cuando es necesario, como una excelente funcionaria ejecutiva con un
amplio caudal de creatividad en otro momento.
Los
niños se adaptan a las circunstancias que les tocan vivir y si tienen una madre
versátil, aprenderán a ser versátiles, a no estancarse y a no temer a los
desafíos.
La
maternidad es un hecho natural y desde todo punto de vista ha sido probado que es
mejor para los hijos tener madres jóvenes. Estudios realizados muestran que
hasta los niños de pocos meses responden con mayor frecuencia con una sonrisa
frente a una cara joven.
Una
madre joven comprende mejor a un niño, puede jugar con él e interesarse más por
sus cosas porque ella tiene más presente a su niñez. Conserva la suficiente dosis de frescura como
para no preocuparse demasiado por pequeñeces y puede adaptarse mejor al
bullicio y el desorden que producen sus hijos.
Se pueden poner en su lugar y volver a ser niñas sin dejar de ser
responsables.
Una
madre añosa puede cargar demasiado temprano a sus hijos de responsabilidades, tender
a tratarlos como adultos, ser demasiado exigente o al contrario muy permisiva
como suelen ser las abuelas, tener
expectativas demasiado ambiciosas, ser menos comprensiva y menos paciente.
No
es casual que las instituciones educativas tengan como norma elegir mujeres
jóvenes para atender niños de jardín de infantes y preescolar.
Malena
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