La
neurociencia trata de indagar sobre los circuitos cerebrales que participan en
la formación del yo y de la personalidad, en la identidad del sujeto y en el
conocimiento de uno mismo; e intentan reconocer el yo normal a través del yo
patológico.
Para
proceder a realizar estos estudios recurren al ictus, a la demencia y a otros
trastornos.
Según
Todd E. Feinberg, autor del libro “Desde los axones a la identidad”, una
exploración neurológica de la naturaleza del sí mismo; y lo expuesto por Michael
R. Trimble, en su trabajo “El alma en el cerebro”; Las bases cerebrales del
lenguaje, el arte y la creencia”; las patologías son el camino más prometedor
para conocer al yo normal.
Feinberg
se centra en individuos con patología cerebral psiquiátrica que incluyen la
negación o expropiación de partes de sus cuerpos, el extrañamiento, cuando no
se pueden reconocer en el espejo, o la fabulación sobre ellos mismos, sus
familiares o amigos.
Fainberg
también asocia la identidad o la conciencia, con el desarrollo psicológico del
sujeto, en particular con las condiciones supuestamente normales de la infancia.
Por
su parte, Trimble aborda la relación
entre la función cerebral y el arte, como la música o la poesía; y la religión,
a través de los trastornos del lenguaje propios de ciertas patologías
psiquiátricas. Dostoyevski, por ejemplo
padecía de ataques de epilepsia.
Enfermedades
como la epilepsia, el trastorno bipolar y la esquizofrenia se asocian a
lesiones en ciertas estructuras cerebrales.
La
estructura cerebral clave del sistema límbico son la amígdala y el hipocampo,
grupo de neuronas de mucha complejidad.
La amígdala por ejemplo, representa una estructura primordial en la
regulación de las emociones y es determinante para el tono emocional de los
recuerdos.
Para
la formación de la identidad, el lenguaje hablado es el más importante.
El
yo se concibe como la unidad de la conciencia que perdura a través del tiempo.
Los
pacientes neurológicos, frente al cuestionamiento sobre su identidad, su
ubicación espacial y sobre quiénes son los que lo rodean pueden dar respuestas
inexplicables; y con referencia a las partes del cuerpo que resultan afectadas,
sufren también de un cambio en el sentido que tienen de su propia identidad y
en la forma de experimentar su relación con los demás y con su ambiente, como respuesta a su nueva condición anatómica.
Las
lesiones cerebrales no crean nuevas identidades sino que revela aspectos del yo
que se encontraban latentes en el cerebro, menos maduras,
La
base biológica de la integridad del yo y de la conciencia emana de las
jerarquías neurales superiores que tambén permiten el control central del
sistema nervioso entero.
Malena
Fuente:
Libros “From Axons to Identity”; Todd E. Feinberg; “The soul in the brain”;
Michael R. Trimble, M.D.
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