Lo amo pero no lo deseo




El que siente amor por su pareja también siente deseos sexuales hacia ella, porque la sexualidad es la culminación del amor, un acto de entrega.

Sin embargo, hay algunas mujeres que dicen amar a sus novios pero no sentirse atraídas sexualmente por ellos, ya sea desde el primer momento o bien después de cierto tiempo de estar con ellos.

¿Por qué nos gustan algunas personas y no otras como pareja?  Este es un fenómeno que también se da por ejemplo en el mundo canino, en el que se puede observar que algunas hembras no aceptan a ciertos machos por más que sus dueños insistan en ello.

Entre los humanos no siempre se da el esperado “flechazo”, y a veces, una cita con el otro sexo no implica necesariamente que se convierta en una relación amorosa entre un hombre y una mujer.

Sigmund Freud decía que la elección del objeto de amor, después de la pubertad, está condicionado por las identificaciones relacionadas con el complejo de Edipo y por la prohibición del incesto.

El complejo de Edipo proviene de la mitología griega y se refiere a los deseos amorosos y hostiles que el niño experimenta respecto a sus padres.

En su forma positiva, el complejo es como el de la historia de Edipo Rey, el deseo de la muerte del rival, que es el personaje del mismo sexo y el deseo sexual hacia el personaje del sexo  opuesto.

En su forma negativa es a la inversa: amor hacia el progenitor del mismo sexo y odio y celos hacia el del sexo opuesto.

La crisis edípica se resuelve,  en forma positiva , a través de la identificación con el progenitor del mismo sexo, o sea ser como él en el caso del varón o ser como ella en el caso de la mujer;   y cuando esto no se resuelve, el complejo permanece en el inconsciente, manifestando más tarde su acción patógena.

La prohibición del incesto es universal, no importa cómo esté estructurada la sociedad y coincide con la tesis de afamados sociólogos que consideran el incesto la condición mínima para que una “cultura”  se diferencie del comportamiento del resto de los animales en su grupo.

El complejo de Edipo es fundamental para la estructuración de la personalidad y para la orientación sexual humana.

Todo esto nos aclara en algunos casos la falta de deseo sexual hacia la pareja de otro sexo y puede revelar una elaboración negativa del complejo de Edipo.

Pero también la falta de deseos sexuales puede tener sus raíces en el mismo vínculo, cuando existen divergencias no habladas, enfados reprimidos, competencia, envidia, celos, etc.; emociones que provocan la necesidad de vengar las afrentas, por medio del rechazo.

Aunque una persona esté segura de amar a su pareja, siempre existen en la convivencia motivos para sentir antagonismo y sentimientos hostiles hacia ella que no siempre son conscientes pero que en el momento del acto sexual se hacen presentes.

Por esta razón, siempre es mejor, no fingir que todo está bien y hablar con la pareja para decirle cómo lo hacen sentir ciertas actitudes cotidianas que parecen triviales pero que pueden ir minando los cimientos de la relación hasta llegar a destruirla.

Malena

Fuente: “Diccionario de Psicoanálisis” de Laplanche y Pontalis.