Cómo me curé de una cistitis recurrente



La cistitis es una infección en las vías urinarias que padecen por lo general las mujeres debido a que poseen una uretra más corta que el hombre y es más fácil que esa zona se contamine con las bacterias que contiene la materia fecal.

A veces estas infecciones son recurrentes produciendo fuerte dolor al orinar, obligando a la persona afectada a ser medicada con antibióticos.

Este tipo de infecciones no siempre responde favorablemente a los antibióticos de amplio espectro, siendo necesario realizar un urocultivo para detectar cuál es la bacteria y a qué antibióticos es sensible. Pero lamentablemente este procedimiento demora demasiados días. 

Esto es lo que me estuvo pasando a mí durante muchos años en forma periódica, lo que me obligaba a tomar antibióticos a cada rato.

En esta última oportunidad, como siempre, el médico me ordenó el usual análisis de orina para realizar el urocultivo, y poder saber cuál era la bacteria para recetar luego el antibiótico adecuado.

Concurrí con la orden del médico al laboratorio para llevar la muestra de orina y justamente, ese día, por cuestiones laborales, el personal estaba trabajando a reglamento, por lo que tuve que esperar dos horas, solamente para dejar la muestra.

Había bastante gente y casi no había lugar para sentarse, pero por fin conseguí un asiento al lado de una señora muy agradable.

Nos pusimos a conversar, debido a las molestias por tener que esperar tanto, en mi caso sólo para dejar una muestra de orina.

Cuando le comentí que mi problema era una cistitis me dijo que ella se había curado de reiteradas infecciones urinarias hacía diez años, tomando un té de la hierba denominada “Aristolochia Macroura G.” vulgarmente llamada “Mil Hombres” de la cual yo jamás había oído hablar, pero que es conocida por sus propiedades curativas y se vende en  Herboristerías o en Casas Dietéticas.

Ni bien salí del laboratorio después de ser atendida, busqué un negocio de productos dietéticos y sin ninguna dificultad la conseguí.

“No hay mal que por bien no venga” me dije a mi misma, ya que gracias al problema laboral que tenían los empleados del laboratorio pude establecer contacto con una persona que me brindó la posibilidad de solucionar un problema de vieja data, que la ciencia hasta ese momento no había podido resolver.

Lo primero que hice al llegar a casa fue preparar el té.  Para eso, utilicé  una cucharada del producto y lo hice hervir durante cinco minutos en  aproximadamente medio litro de agua.

Después de tomar la primera taza comencé a notar mejoría y luego de la segunda el alivio del dolor fue más que importante.

Con esas solas dos tomas pude dejar los calmantes.  Por supuesto continuaré tomando tres tés por día hasta la desaparición total de los síntomas, que en tan poco tiempo han disminuido en forma espectacular.



Malena