Me traicionó ¿Perdono o no?


Todos cometemos errores, algunos más que otros y en el mejor de los casos, los errores nos sirven para aprender.  Pero existen quienes no aprenden nunca de sus errores y pasan sus vidas repitiéndolos.

El que comete un error del cual luego se arrepiente, en primer lugar está eligiendo traicionarse a sí mismo y burlarse de sus propios ideales.

Les exigimos a los demás que respeten ciertos valores esenciales, como la vida propia y la de los otros, la propiedad,  el bien común, la salud,  la familia, los hijos, el trabajo; todo eso para poder vivir en la sociedad dignamente y en paz;  simplemente porque el que no lo hace, está autorizando a los demás a hacer lo mismo.


Sin embargo, frente a situaciones que obligan a tomar una decisión,  no es raro que muchos olviden sus principios,  se falten el respeto a sí mismos y se lo falten a los demás y respondan a los estímulos según las circunstancias, dejando de lado los valores con los que se sienten identificados.

La consecuencia de no ser fiel a los propios valores es el sentimiento de culpa, de estar en falta, de ser responsable de haber afectado a otro por el error cometido.

Los seres humanos suelen ser débiles y caer en la tentación cuando tienen sus valores prendidos con alfileres y no están comprometidos con ellos.
Se acomodan a las circunstancias y no dudan en hacer infelices a los demás con su comportamiento desleal, porque esencialmente buscan su propia satisfacción y no son capaces de amar a nadie sinceramente.

En muchos casos no sienten ninguna culpa, mienten, fabulan, inventan excusas, piden perdón, pero todo eso forma parte de una actuación, porque la realidad es que no sienten nada, sólo lamentan los beneficios perdidos.

Este comportamiento es propio de las personas psicópatas, quienes no han podido internalizar valores y sólo actúan para gratificarse a sí mismas.

La persona psicópata sufre de una enfermedad mental incurable, pero puede disimularla muy bien, porque su razonamiento es coherente pero parte de supuestos falsos.  Hitler era un psicópata que con un discurso coherente logró convencer a sus compatriotas, pero partiendo de hipótesis falsas, como lo era la discriminación racial.

Vivimos rodeados de psicópatas que parecen normales pero que no lo son y que en algún momento van a ser capaces de realizar un acto de crueldad sin límites, de herir o de matar, sin ninguna compasión.

Afortunadamente, los y las psicópatas, cuando delinquen no son recluidos en instituciones psiquiátricas sino que van presos, ya que la psicopatía es el rasgo común que presentan casi todos  los delincuentes.

Cuando una persona que aman, por alguna razón les miente descaradamente o se comporta en forma desleal y luego cae de rodilla frente a ustedes pidiendo perdón, tengan cuidado, porque puede ser una buena actuación y tratarse de un o una psicópata.

La mentira tiene patas cortas y siempre sale a la luz, porque para mantener una mentira hay que seguir mintiendo y esa cadena de mentiras se torna interminable.

El amor nos vuelve ciegos para ver lo obvio, por eso, para no sufrir,  muchas veces las personas se engañan a sí mismas y justifican acciones que no tienen ninguna explicación razonable.

No pueden vivir desconfiando y controlando los mensajes de texto, los mails y los sitios de internet que visita su pareja.  Cada uno de ustedes es tan valioso que se merece lo mejor, ser amado y respetado, vivir tranquilo y sin la sombra de ninguna duda que empañe su futuro.

Pueden perdonar una vez alguna conducta desleal inocente, porque nadie es perfecto, pero si perdonan tiene que ser para siempre, sin guardar rencor ni resentimiento.

Malena