El Sueño y la telepatía



Los fenómenos “ocultistas” siempre han suscitado un enorme interés, quizás porque la humanidad necesita algo en qué creer que realmente la sorprenda.

No se ha comprobado científicamente que los sueños telepáticos realmente existan, pero también es cierto que dichos fenómenos parecen sucederles a la gente.

Sigmund Freud afirma que si se llegara a comprobar algún día que efectivamente existe una relación entre los sueños y la telepatía, ello no afectaría para nada su teoría de los sueños, que según sostiene son deseos reprimidos.

Freud se muestra escéptico sobre la capacidad de predecir acontecimientos futuros a través de los sueños y así lo expresa en un artículo publicado en el año 1922 en la revista Imago.

Para desarrollar su idea, se basa en sus propia experiencia de no haber tenido jamás un sueño premonitorio y en sus 27 años de labor analítica durante la cual nunca pudo observar entre sus pacientes ningún sueño verdaderamente telepático.

Aunque reconoce haber tenido presentimientos proféticos y algunas presunciones, a estas experiencias nunca le correspondió realidad alguna, por lo que las consideró puras expectativas subjetivas.

De hecho refiere que soñó una vez, durante la guerra, en forma simbólica, que uno de sus hijos había fallecido en el frente, sin embargo, su hijo sobrevivió la guerra sin el menor rasguño.

También soñó una vez que la esposa de su hermano mayor, de 87 años, había muerto, lo que no hubiera sido un acontecimiento nada sorprendente dada su avanzada edad, sin embargo, en ese momento gozaba de buena salud y su fallecimiento no se produjo.

Al margen de sus dichos, existe la creencia popular de que los sueños de muerte no vaticinan precisamente la desaparición de un individuo sino que al contrario, le alargan la vida.

Freud afirmaba que el análisis puede revelar que los sueños de muerte son la realización de deseos inconscientes reprimidos.  

Un corresponsal alemán con quien mantenía una comunicación epistolar, le relata cierta vez un sueño que le pareció lo bastante interesante como para que Freud lo incluyera en sus estudios.

Cuando su hija casada, que vivía en otra ciudad, estaba embarazada; cuatro semanas antes de la fecha de parto, soñó vívidamente que su esposa, o sea la madre de su hija, había tenido mellizos, aún cuando en su familia no había habido antecedentes de nacimientos de mellizos.

A la mañana siguiente recibió un telegrama de su yerno, despachado el día anterior, notificándole el nacimiento de mellizos, una mujer y un varón.

Los niños nacieron a las nueve y cuarto de la mañana y él se había acostado la noche anterior a las once, y ese sueño lo tuvo esa misma noche.

Este corresponsal ya había tenido premoniciones en otras oportunidades, como por ejemplo cuando repentinamente murió su hermano de diez años, que estaba sano y fuerte, y antes de abrir el telegrama que le entregó el cartero, tuvo el presentimiento que le anunciarían su muerte.

Pero eso no fue todo, porque al contarles a sus otros tres hermanos tal experiencia, se enteró que ellos también habían presentido el inusitado fallecimiento con certeza antes de recibir la noticia.

Ante estos testimonios, Freud continuó permaneciendo escéptico aduciendo que no contaba con los elementos suficientes como para analizar  convenientemente el contenido total del sueño para poder descubrir las verdaderas motivaciones inconscientes.

Malena
Fuente: Sigmund Freud "Obras Completas"; Tomo III; "El sueño y la telepatía"