Jugadores Compulsivos - Psicología





El juego para un adulto,  es cualquier tipo de apuesta que depende del azar.  Jugar en forma compulsiva es una enfermedad que no se cura pero de la que una persona se puede recuperar.

El juego compulsivo es una adicción y como tal, además de amenazar seriamente la economía familiar y comprometer su patrimonio puede llevar a una persona a delinquir.

Los jugadores compulsivos son personas con baja autoestima que se sienten desvalorizadas y que se ven a sí mismas como individuos débiles y sin carácter.

El jugador compulsivo no acepta la realidad como es, no madura y se refugia en un mundo de fantasía que le promete todo lo que desea.  Se resiste a ser adulto y enfrentar la vida, en cambio decide seguir jugando como lo hacen los niños, deseando tener todo lo que puede ofrecer el dinero, sin ningún esfuerzo, con la ilusión de poder escapar de las responsabilidades.

En las mujeres, el juego patológico es una forma de canalizar la frustración y los estados emocionales conflictivos.  No pueden controlar la necesidad de jugar, porque el juego les permite calmar un estado de tensión que sólo pueden dominar con la gratificación que le producen las apuestas.

Para estos jugadores patológicos o ludópatas, el juego se convierte en lo más importante de sus vidas aunque le provoquen graves trastornos personales, familiares y laborales.

Hasta hace unos años, el juego era considerado una actividad  propia de los hombres de mediana edad, pero datos más recientes muestran que existen otros grupos, como las mujeres y los adolescentes, que corren un alto riesgo de caer en esa adicción.

Existen estadísticas que indican que cada dos hombres ludópatas hay una mujer afectada por este hábito, pero estas cifras pueden no ser reales dado que muchas  mujeres suelen mantener en secreto su hábito.

Las mujeres adquieren este trastorno en forma tardía y suelen recuperarse en forma más rápida.  Pueden pasarse muchas horas del día jugando al bingo y los sábados y domingos pueden perder la noción del tiempo y quedarse jugando hasta la madrugada.

Los hombres prefieren los casinos y gastan más en el juego que las mujeres.   Para ellos abandonar esta práctica es más difícil, por lo que su recuperación se hace más lenta.

Los hombres suelen estar más predispuestos que las mujeres a desarrollar problemas psicológicos asociados con el juego como el abuso de drogas, alcohol y tabaco.

Detrás de toda adicción se esconde una depresión, una perspectiva de la vida pesimista que no permite adaptarse a las condiciones que demanda la existencia y una necesidad de evadirse de los problemas.

El Programa de Recuperación de Jugadores Anónimos permite a los jugadores compulsivos realizar el cambio interno necesario para lograr abandonar esta práctica.

Este programa no solamente brinda ayuda a los jugadores sino también a los familiares de personas que tienen el hábito de jugar sin control.

Malena

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