El Amor Ideal - Psicología Malena Lede





Lamentablemente, en la mayoría de los casos,  el amor es dependiente; dos personas que tratan de dominarse mutuamente, que luchan por el poder, que se utilizan como objetos, hasta dejarse vencer por la frustración y el fracaso.

El amor entre dos personas independientes, que no es muy común, tampoco es una experiencia feliz, porque suelen ser demasiado individualistas, están totalmente concentrados en sus propios intereses, no saben compartir, no se pueden adaptar uno al otro, son incapaces de ceder por amor y siempre están en conflicto.

Este amor entre dos seres que se aferran demasiado a la libertad sin límites, se parece mucho a la indiferencia.

Pero existe una forma de amar que sólo ocurre raras veces, que no es dependiente ni independiente, sino interdependiente; cuando dos personas se sienten unidas espiritualmente y sus almas están sincronizadas como si fueran un solo cuerpo.  A esto solamente se lo puede llamar amor.

Hay millones de personas que no pueden crecer en el amor y siguen anhelando el amor de madre, el que le brindaba protección y satisfacía todas sus necesidades.  Esas personas se siguen relacionando de esa manera infantil y nunca maduran.

Cuando una persona ama en forma madura puede compartir y dar y no sólo pretende recibir.  De esa manera el amor se convierte en un estado.

El amor dependiente no es amor, es necesidad y convierte a las personas en esclavas.

Si el amor es dependiente hay lucha por el poder y afán de dominación, como si ambos fueran dos enemigos.

La forma de dominar femenina es sutil y diplomática y la del hombre es el dinero,  porque el dinero da poder, y su físico, porque es más corpulento y fuerte que la mujer.

El hombre siempre busca una mujer que sea inferior a él, menos culta, más pequeña, menos inteligente, que no gane mucho dinero, que no tenga fama, que sea más joven e inexperta que él, porque no quiere perder su poder.

El único poder que puede tener una mujer es que la necesiten y eso no es amor, es un intercambio, una transacción.

El amor maduro es dar sin poner condiciones.  Los enamorados no tienen amor, se enamoran del amor y no pueden dar.

Los inmaduros siempre se enamoran de otro inmaduro y sólo los maduros aman a personas maduras.

Los inmaduros pueden cambiar de pareja mil veces pero siempre se volverán a involucrar con el mismo tipo de persona y serán igual de infelices. Por eso, antes que nada, hay que empezar a madurar y luego elegir pareja.

La libertad es más valiosa que el amor y si el amor la impide no es amor, porque sin libertad para ser quien uno es no se puede ser feliz.

Malena
Fuente: “La madurez”; Osho.