Cómo encontrar el verdadero amor - Psicología Malena Lede




Muchas chicas desean encontrar el amor de su vida, alguien que las ame y que se comprometan con ellas para siempre.

Se preguntan qué es lo que pasa con ellas que todo hombre que se les acerca pierde en poco tiempo todo su interés.

Entonces creen que  no son lo bastante bonitas, que deberían ser más flacas, más altas, más jóvenes, más llamativas, más inteligentes, más simpáticas.

Sin embargo, los hombres en general se enamoran del conjunto de atributos que tiene una mujer, y no de sus partes aisladas.

La prueba son las parejas formales que vemos todos los días, personas comunes que con sus defectos y virtudes lograron encontrarse, crear una relación estable y ser felices.

Una mujer no necesita ser ni demasiado bella ni demasiado perfecta para encontrar un hombre valioso, atractivo y bueno que la ame, porque más importante es poder demostrarle ser alguien digna de confianza, leal y buena compañera.

Desde la primera cita, una pareja ya puede tener una idea de quién es el otro, porque aunque intenten mostrarse como no son, su verdadera personalidad siempre sale a la luz de algún modo.

Ese es el momento de huir de los mujeriegos, de los alcohólicos, de los desocupados y de los vividores y haraganes.

Si una mujer desea una relación estable tiene que comportarse en función a la impresión que desea causar y no aceptar acostarse con un desconocido en la primera cita.

Esta es una regla que no hay que ignorar a la cual yo le agregaría, ni en la segunda ni en la tercera cita, porque los hombres que buscan el amor verdadero, valoran más a las mujeres que se hacen esperar.

Muchas chicas creen que es al revés, que dándolo todo de entrada podrán atrapar a un hombre con más facilidad. Puede ser, pero ese hombre seguramente las usará y luego las descartará.

Obviamente a los hombres les atraen las mujeres lindas, sin embargo, cuando tienen intenciones de tener una relación formal, prefieren a las chicas comunes que no llaman demasiado la atención; porque el hombre que ama a una mujer, no quiere arriesgarse a perderla ni desea compartirla con otro, la quiere sólo para él.

Mantener una relación estable no es fácil ni para el hombre ni para la mujer, porque implica aceptar al otro como es, sin intentar cambiarlo.

Convivir es más difícil aún, porque después de la luna de miel puede sobrevenir el desgaste, la rutina y el aburrimiento mutuo, peligros que hay que saber enfrentar.

La vida no es un jardín de rosas sin espinas, es un juego de opuestos que nos ofrece el desafío de enfrentar la adversidad, los momentos difíciles y muchas frustraciones, pero que también nos brinda la oportunidad de dar y de recibir amor y de cumplir con nuestro propósito.

Tal vez, lo que nos hace infelices son las falsas expectativas y nuestra resistencia a aceptar las cosas como son, no como creemos que deberían ser.

Malena