El Divorcio - Psicología Malena Lede - El fin de una ilusión




Las parejas se enamoran y luego se casan, creen que el romance debe durar para siempre y ese enamoramiento falso termina cuando se dan cuenta mutuamente que se han casado con una persona real y que el enamoramiento y el romance no son reales, sino pura ilusión.

El problema fundamental de las parejas que se divorcian, no es ni la infidelidad, ni el dinero, ni la falta o el exceso de trabajo, ni el desamor; es falta de madurez y la desilusión que les provoca ver la realidad tal cual es.

La persona madura nunca se enamora perdidamente, porque el enamoramiento no es amor sino simple atracción sexual, sino que habiendo aprendido a estar sola, puede ascender al próximo nivel en que puede dar verdadero amor a otro, sentirse profundamente agradecida y unida a él pero sin abandonar su propia individualidad jamás.

Cuando los dos integrantes de una pareja tienen plena madurez y se aman, se produce algo maravilloso, ambos deciden estar juntos y cada uno ayuda al otro a ser aún más libre.

La gente inmadura que se enamora encierra a su pareja en una prisión y la convierte en una esclava, se vuelve dependiente, insegura, dominante y temerosa de perder su amor y vive su vida mortificando al otro.

La libertad es más valiosa que el amor y si el costo del amor es perder la libertad, ese amor no vale la pena.

El odio surge cuando una persona se siente atada, cuando se da cuenta que el costo de su amor es haber perdido su libertad, no la libertad de hacer lo que quiere porque estaría autorizando al otro a hacer lo mismo, sino la libertad para Ser.

No se puede amar a quien no puede Ser quien Es y el verdadero amor es amar al Ser único que cada uno Es.

Antes de formalizar su relación una pareja tiene que conocerse bien y llegar a tener confianza mutua.

No basta con el romanticismo, al contrario, creer en el amor romántico es un impedimento para ser feliz. El romanticismo no acepta la realidad como es, no es realista sino idealista y no sirve para la vida cotidiana, para enfrentar los problemas concretos y los demás avatares de la existencia.

El verdadero amor es indestructible, de modo que los que se divorcian es porque nunca se amaron, sólo tenían la ilusión de que se amaban.

Muchos divorciados se vuelven a buscar mutuamente, porque si realmente sentían verdadero amor, no podrán estar separados mucho tiempo y si deciden divorciarse lo lamentarán siempre.

El amor no es sentir un deseo desenfrenado, una pasión arrolladora, o una emoción violenta, es poder comprender que por fin hemos encontrado a alguien que nos completa y que su existencia le da sentido a nuestra propia existencia.

Este sentimiento verdadero es el que permite atravesar todas las crisis de la vida y todas las circunstancias adversas, convirtiéndolas en desafíos y haciendo que el amor se engrandezca, que el otro sea parte nuestra y que el divorcio sea inconcebible .

Malena
Fuente: “Madurez”; Osho.