La Comunicación eficaz - Psicología Malena Lede




Una comunicación fluida y efectiva puede ser espontánea pero también exige cierta planificación

Para que la comunicación resulte interesante y productiva, hay que tener en cuenta tres principios básicos:

1 – Expresarse en forma clara y sencilla sin la falsa intención de impresionar, teniendo en cuenta que siempre nos estamos expresando aunque no hablemos, que los gestos suelen ser muy elocuentes y que pueden decir más que las palabras.

2 - Hay que saber escuchar con atención, como si el otro estuviera diciendo algo que jamás escucharon, sin perderse ningún detalle e inclusive haciendo preguntas al respecto.

3 - Hay que mantener el control de la comunicación, asegurándose de decir todo lo que se quiere decir, y de preguntar todo lo que se quiere preguntar.
No dejar esto para después, sino darle prioridad en la charla para no sentirnos mal con nosotros mismos después, si nos olvidamos.

La comunicación es un proceso complejo y creativo que exige ponerse en sintonía con el interlocutor y hablar sin ambigüedades y sin miedo.
Ponerse en sintonía significa adoptar su mismo estado de ánimo, su misma actitud, su misma disposición para comunicarse para facilitar una espontánea aceptación que eventualmente puede dar lugar a una relación.

Los estudios realizados sobre comunicación han demostrado que existen herramientas muy útiles para que refleje con claridad y precisión la intención y el mensaje que queremos transmitir, la impresión que queremos dar y cómo nos sentimos; y al mismo tiempo nos permita disfrutar plenamente de ese momento.

Algunas de estas herramientas para lograr una buena comunicación son:

1 – No mentir, ser sincero al hablar, omitiendo lo que puede no ser de interés para el que escucha y centralizándose en lo principal.

2 - Es importante compartir los sentimientos que acompañan a las palabras, que pueden ser de alegría, decepción, tristeza o entusiasmo, para que el otro tenga mayor oportunidad de conocernos.

3 – Crear un clima de intimidad, hablando de algún tema personal y animándose a preguntar lo mismo, pero sin presionar, ni demostrar demasiada curiosidad sino la sola intención de conocer más sobre esa persona.

4 – Definir nuestras intenciones, ya sea una acción, una información o un compromiso entrando en el tema con una pregunta directa que el otro no pueda eludir. No hay que olvidar que las preguntas son la clave para que la comunicación no decaiga y se interrumpa.

5 – No monopolizar el diálogo, dándole tiempo al otro para que responda.

6 – Darse tiempo para contestar lo mejor posible cualquier pregunta u objeción, sin apuro.

7- Dejar bien en claro qué es lo que no se está dispuesto aceptar o negociar.

5 – Concluir rescatando y mencionando el resultado favorable que ha tenido para nosotros el encuentro y tratando de averiguar en forma diplomática cómo le resultó al otro.

6 – Mostrarse dispuesto a concertar un nuevo encuentro.

Este tipo de comunicación puede servir para favorecer múltiples objetivos, ya sean éstos personales, comerciales, políticos o sociales.

Malena
Fuente: “Las 5 habilidades esenciales para tratar con las personas”; Dale Carnegie Training.