El Ego - Psicología Malena Lede




El ego es lo opuesto al verdadero Ser; una imagen ficticia, la máscara creada para actuar en una sociedad, conjunto organizado de individuos que interactúan entre sí con un propósito común.

La vida en una sociedad compleja es una intrincada red de negociaciones entre las personas que las integran que exige el cumplimiento de ciertas reglas para mantener el equilibrio y la cohesión.

La persona es la máscara (Cicerón) que tiene que ajustarse a esas reglas para sentir que pertenece y que es aceptada.

El cumplimiento de las reglas juego para la convivencia y el sostenimiento económico de una sociedad, representa una condición y una limitación para el desarrollo del Ser individual que inexorablemente conduce a la alienación.

Los deseos y ambiciones que crea una sociedad no son los deseos y ambiciones genuinas de cada persona, son deseos creados por esa sociedad para que el individuo satisfaga su ilusión de pertenencia. Por eso, cuanto más se pertenece a lo colectivo más alejado se está de Ser auténtico.

Sin embargo, la verdadera vida está en Ser auténtico, mientras la satisfacción del ego sólo produce depresión, sufrimiento y frustración y lleva a toda clase de delitos y crímenes.

Nadie puede decirnos quiénes somos, porque sólo cada uno puede llegar a conocerse íntimamente.

El ego quiere ser alguien, elevarse, distinguirse y compararse con los demás, algo que es imposible porque somos todos distintos y únicos.

El ego es el motivo principal de los problemas humanos, de los conflictos, de las guerras, de la depresión, del miedo, de los celos, de la envidia, de la sensación de fracaso por no poder cumplir con las expectativas impuestas por los otros.

La sociedad nos obliga a correr detrás de la zanahoria como seres no pensantes y pocos son los que se dan cuenta.

El ego no proporciona felicidad ahora, porque siempre está esperando que se cumpla su anhelo en el mañana que no siempre llega. El presente para el ego es el sacrificio y el sufrimiento.

El ego es un personaje de ficción para usar en la sociedad, pero no tenemos que creer en él.

Como el ego es una ficción exige mantenerlo con esfuerzo porque siempre está amenazando con derrumbarse.

La búsqueda de poder, riqueza, prestigio, etc., no es otra cosa que el intento del ego de mantener la ficción pero que indefectiblemente termina con la muerte ya que nadie puede llevarse nada.

Mantener al ego es como construir castillos en el aire que obliga a esforzarse y estar siempre atento.

Sin embargo, a veces, se puede experimentar el verdadero Ser, cuando el ego desaparece, nos podemos sentir vivos y jóvenes y la vida nos vuelve a parecer conmovedora y emocionante.

El ego desaparece cuando dormimos sin soñar; cuando experimentamos el amor, porque dejamos de ser individuos y podemos entregarnos y también cuando la mente se detiene al ocurrir algo muy nuevo y vital.

El ego también desaparece en los momentos de peligro que nos obliga a actuar en forma espontánea. Por eso es tan atractivo el peligro, porque la mente se detiene y se puede vislumbrar el Ser auténtico.

La contemplación de la belleza también es una forma de trascender al ego porque despierta nuestra sensibilidad y llegamos a olvidarnos de nosotros mismos; y esos momentos ausentes de ego son los que también nos permiten conectarnos genuinamente con Dios.

Malena
Fuente: “El libro del ego”; Osho