La Servidumbre del Yo y la culpa - Psicología Malena Lede




En el aparato psíquico, modelo que utiliza Freud para explicar el dinamismo de la personalidad, aparece el Yo sometido a las influencias del Ello y del Super Yo, dependencia que sigue conservando y que continúa dominando al individuo en la madurez.

Es común que durante el tratamiento psicoanalítico, el paciente no muestre progresos en la cura, actitud que Freud denomina reacción terapéutica negativa y que constituye el mayor obstáculo para la curación.

Sin duda, parece predominar en estos pacientes la necesidad de estar enfermos más que la voluntad de curarse, posiblemente porque curarse puede representar para ellos un peligro.

Freud descubre que esta resistencia a curarse se debe a un sentimiento de culpabilidad, que se satisface con la enfermedad y no desea renunciar a ese castigo.

Es posible que la mayor o menor gravedad de una neurosis dependa del ideal del yo, ya que el sentimiento normal de culpa consciente, o sea la conciencia moral, es el resultado de la tensión entre el Yo y el ideal del Yo, que es la instancia que critica.

Tal vez, los sentimientos de inferioridad de los neuróticos tengan esta misma causa.

En la neurosis obsesiva y en la melancolía o depresión endógena, el ideal del Yo es particularmente severo y cruel y el sentimiento de culpa es más intenso.

En la melancolía o depresión endógena el Yo reconoce su culpa y se somete al castigo, y en la neurosis obsesiva los impulsos permanecen externos al Yo.

El análisis revela que los impulsos reprimidos son la base del sentimiento de culpa.

En la histeria o en los estados de tipo histérico el sentimiento de culpa permanece inconsciente.

Probablemente gran parte del sentimiento de culpa es inconsciente por ser la conciencia moral heredera del Complejo de Edipo que está integrado al inconsciente.

Se podría dar la paradoja de que el hombre normal sea más inmoral de lo que cree y más moral de lo que supone el Psicoanálisis que es.

Este sentimiento de culpa, pre existente en el individuo, puede hacer de un individuo un criminal o sea cuando la culpa se transforma en el motivo del delito y no es la consecuencia, como si enlazar esa culpa con un acto real fuera para el criminal un alivio.

En la depresión, el Super Yo puede llevar al individuo a la muerte, cuando no se puede liberar de su severa crítica, en cambio el neurótico obsesivo está más protegido de este peligro y jamás busca la muerte, más bien el instinto de muerte se proyecta en el objeto externo.

Desde el punto de vista de la moral, desde esta perspectiva, se sostiene que el Ello no tiene moral en absoluto, el Yo se esfuerza en ser moral y el Super Yo es demasiado moral y puede ser tan cruel como el Ello.

Se puede observar que cuanto menos agresiva es la persona exteriormente, más severo y agresivo es su ideal de Yo contra sí mismo.

El Yo es el verdadero lugar de la angustia, o sea la lucha entre el Yo y el Super Yo, el temor al mundo exterior y a los propios impulsos.

Malena
Fuente: “Obras Completas de Sigmund Freud”; Tomo III: “La servidumbre del Yo”.