Mi pareja me engaña, qué hago - Psicología Malena Lede



Recibo todos los días comentarios con esta pregunta, personas que son engañadas sistemáticamente por sus parejas, y que por distintas razones no saben qué decisión tomar.

Creo que puede ser esclarecedor para ustedes conocer ejemplos de la vida real, de quienes también han atravesado o están atravesando por la misma situación y saber cómo hicieron ó como hacen para manejarla.

El primer ejemplo, un hombre, funcionario de una importante empresa, casado con dos hijos, que durante toda su vida de casado le fue infiel a su esposa.

Ella, ama de casa, de carácter tranquilo, buena madre, excelente cocinera, se había casado con él estando embarazada de su primer hijo.

Las relaciones sexuales para ella, no eran satisfactorias, por lo tanto, ambos en los últimos años, dormían en el mismo dormitorio pero en camas separadas.

Todas las amigas de la mujer se habían acostado con su marido alguna vez, sin embargo visitaban la casa regularmente con su beneplácito. Siempre me dio la impresión que ella, de algún modo, estaba agradecida por el favor.

Vivieron juntos toda la vida, pero sus hijos sufrieron esa situación que no era ningún misterio.

El hijo mayor tuvo cuatro parejas importantes con las que convivió oportunamente. Con la primera tuvo una hija y con la última, dos más; pero desde muy joven siempre tuvo muchas mujeres ocasionales, lo que fue el motivo de sus tres separaciones; mientras la cuarta mujer decidió casarse con él aceptando esa condición, o sea dispuesta a tolerar sus aventuras, inclusive una relación paralela que duró muchos años.

Era un hombre muy atractivo que se sentía atraído por cualquier mujer, sin importarle demasiado su figura, su edad o su estado civil.

Sus tres hijas fracasaron en sus matrimonios y siguen fracasando con sus eventuales parejas; mientras su hermana se casó una sola vez, tuvo tres hijos, y se separó al poco tiempo. Posteriormente tuvo dos parejas importantes pero por distintos motivos no formalizó con ninguna de ellas.

Otro caso, el de una mujer, única hija de madre viuda, muy independiente que atendía el negocio que había sido de su madre, con quien vivió siempre.

Su esposo se puede decir que se casó con las dos porque siempre vivieron juntos.

La madre de la mujer criaba a sus dos nietos mientras su hija trabajaba y su yerno se ocupaba de su empresa, lo que le permitía salir a cualquier hora e inclusive ausentarse todo el día.

El hombre tenía un amante y con ella había tenido un hijo. Su esposa lo sabía y también la mayoría de las personas que la conocían, pero para ella, ni el hijo ni la mujer existían.

Recuerdo que solía decir que lo que su marido hacía fuera de casa no le importaba.

Era una mujer de carácter que sabía lo que quería, que conocía bien las debilidades de su esposo y las aceptaba, con la condición que ella fuera bien atendida y que no afectara la paz de su hogar.

La suegra quería y respetaba mucho a su yerno y él correspondía a ese afecto.

De esa manera, el hogar se mantenía equilibrado, un equilibrio perverso al fin, pero que sirvió para que los hijos se criaran en familia y tuvieran un hogar. Posteriormente supe que ambos jóvenes se casaron y que tuvieron hijos.

Cada casa es un mundo y cada uno hace lo que puede con lo que tiene; y las decisiones que tome tienen que servirle para vivir lo mejor posible, siempre que se sientan bien consigo mismos.

Son casos que pueden esclarecer el tema de la infidelidad, que a través de estos casos nos permite tomar conciencia que no existe una fórmula igual para todos, y que cada persona tiene que saber hacerle frente y decidir desde su propia perspectiva, sin dejarse influir por otros y siendo fiel a sí misma.

Hay quienes aceptan la infidelidad y quienes no la aceptan; la decisión es personal y única.

Malena