Del enamoramiento al aburrimiento - Psicología Malena Lede




El final del enamoramiento es inevitable; y puede provocar una ruptura o representar la posibilidad de ingresar a una nueva etapa de la relación más genuina, pero para lograrlo, ambos tienen que buscar nuevos modos para atraerse mutuamente.

Este cambio es común en todas las parejas, pero se acentúa cuando se enamoran de alguna cualidad notable, sin ver otras características menos admirables, que comienzan a surgir con el paso del tiempo cuando la confianza se afianza y permite el libre fluir de los impulsos.

Este fenómeno de desidealización, es más común en las mujeres porque ellas son las que suelen idealizar a la eventual pareja y las que están más expuestas a sufrir decepciones.

Las mujeres tienden a enamorarse del ideal de pareja que tienen internamente, un modelo de hombre que coincide generalmente con la imagen del padre que tienen o que hubieran querido tener; y cuando aparece alguien con estas características, el resto de los atributos los completan con la imaginación, con datos que nunca coinciden con la realidad.

Estas mujeres no saben bien lo que quieren y se dejan llevar por los impulsos inconscientes que se generan en un primer encuentro; pero es necesario ver más allá de las apariencias para poder darse cuenta que una cualidad muy apreciada puede convertirse en un motivo de desengaño con el tiempo.

El enamoramiento altera la percepción y no es el tiempo el que la desgasta sino la recuperación de la percepción, que permite ver a la persona tal cual es; o sea, el fin de la hipnosis y la posibilidad de tener una nueva perspectiva más realista.

Recién cuando una pareja logra superar este proceso la relación se puede hacer más sólida.

Las personas suelen destacarse en ciertas áreas de la vida pero fallar en otras también importantes, de modo que un solo elemento no alcanza para evaluar la totalidad de la personalidad de un ser humano.

Hay que tener bien claro que ciertos atractivos que pueden resultar en un primer momento deslumbrantes, pueden no serlo con el paso del tiempo.

El enamoramiento no permite proyectar a largo plazo cómo puede llegar a ser la convivencia; la mayoría confía en la posibilidad de cambiar de su pareja lo que no les gusta para adaptarlo al molde de hombre o mujer que desean que sea; pero la realidad es que no se puede cambiar a nadie; sólo nosotros podemos cambiar y no es fácil.

No obstante, también se puede dialogar para acercar posiciones y decir todo lo que uno piensa desea y necesita para continuar la relación.

Malena
Fuente: “Quiero estar bien en pareja”; Beatriz Goldberg.