El Desgaste en la Pareja - Psicología Malena Lede


Toda relación de pareja, aún la más sólida y estable, sufre un desgaste con el paso del tiempo.

La convivencia es difícil cuando no hay respeto mutuo, cuando las personas se vuelven celosas, dependientes y posesivas, cuando desean compartirlo todo, cuando pretenden que el mismo trato de los primeros tiempos dure para siempre, cuando desean que la pareja los acompañe a todos lados, cuando alguno de los dos depende del otro para vivir, cuando tienen hijos y los sobreprotegen, cuando viven con los padres u otras personas, cuando tienen problemas económicos, cuando no permiten que el otro tenga sus propios amigos y pueda salir alguna vez solo, cuando intentan manipular, dirigir, mandar y hacer su voluntad o cuando alguno de los dos, por alguna razón, traiciona.

Debido a que la mayoría de las personas no pueden renunciar a todo lo que antecede, vivir en pareja es cada vez más difícil.

El Zen, cuya principal premisa es la unidad de los opuestos, nos puede enseñar por ejemplo que cuando uno desea estar bien con una persona tiene que estar dispuesto a perderla; porque siempre que se desea algo se debe comenzar por lo que se opone y siempre que se desee retener algo, se deberá admitir en él lo contrario.

El sabio Zen trata de mantener un equilibrio dinámico entre lo bueno y lo malo, lo correcto y lo erróneo porque los opuestos son polares y están unidos. No hay nada que sea sólo bueno o sólo malo porque en lo malo está lo bueno y en lo bueno hay algo malo.

Para el Zen la naturalidad y la espontaneidad es esencial porque la vida consiste en llegar a ser quienes somos desde que nacemos, de modo que es una utopía pensar que alguno de los dos pueda evitar el desarrollo del otro.

La vida artificial que vivimos hace difícil recuperar la naturalidad original que todos teníamos y alcanzarla es un gran logro espiritual.

No sabemos quienes somos, dónde estamos y hacia dónde vamos y la búsqueda individual representa una labor ineludible para todos.

Ser espontáneo significa confiar en nuestra intuición en armonía con el todo, o sea, dejar que todo fluya según su naturaleza.

En la vida cotidiana hemos perdido la conciencia de la unidad del mundo y hemos aprendido a dividirlo en categorías; o sea que perdimos el sentido de lo esencial.

Los hechos son hechos y no pensamientos y lo mejor ante la incertidumbre es la no acción que no significa no hacer ni decir nada sino no ir contra las cosas y permitir que las personas y todo a nuestro alrededor crezca y se desarrolle según su naturaleza.

Aceptar al otro como es, es lo más difícil en la relación de pareja, pero es imprescindible para mantener una relación en el tiempo, estable.

Malena
Fuente: “El Tao de la física”; Fritjof Capra