No quiero perderme nada - Psicología Malena Lede



Hoy, una vez más, nos conmueve a todos un escándalo en la vida íntima de otro personaje del ilusorio mundo de la farándula, quién se acaba de casar hace apenas treinta y tres días .

Sus propias declaraciones, durante un reportaje que se difundió por todos los medios televisivos, sobre su sorpresiva boda luego de tres meses de noviazgo, fueron que se casaba porque, presumiendo que su vida podía no ser demasiado larga, no quería perderse nada.

Este lamentable hecho no está siendo más que la fiel expresión de la forma de pensar actual de muchos hombres, que como él, quieren vivir todas las experiencias como si fueran personas desahuciadas.

No quieren aceptar que en este muestrario que nos ofrece la vida tenemos que elegir y que tenemos que tener el coraje de renunciar a lo que no elegimos porque no se puede tenerlo todo

El mundo en que vivimos está adquiriendo la apariencia de un parque de diversiones. La sociedad de consumo ofrece toda una gama de actividades recreativas que en países desarrollados pueden estar al alcance de casi todos y la pérdida de valores permite hacer cualquier cosa sin culpa, porque hoy en día se perdona todo con la excusa que somos humanos y que nadie es perfecto y porque en el juego de la vida en este momento no hay reglas y siempre se puede barajar de nuevo.

Todos pretenden hacer lo que hacen los demás, fijándose sólo en sus resultados, hacerse rico, tener éxito, ser famoso; pero nadie repara en los esfuerzos que hay que hacer para lograrlos.

Ahora incluso, se podrá ingresar a la facultad, sin examen de ingreso, de manera que hasta los que todavía no aprendieron a escribir correctamente ni en el primario ni en el secundario, pueden hacerlo en la universidad y de paso conseguir algún título.

Pobres lo que tengamos que depender de esos profesionales, que han ido a la facultad a calentar el asiento y que no obstante, logran recibirse de taquito.

Las películas apocalípticas los convencen fácilmente y entonces para qué hacer esfuerzos, para qué hacer algo por los demás, para qué ser sinceros, sólo les queda el hedonismo o sea gratificarse a sí mismos.

A pesar de las diversiones la gente está cada día más aburrida, entonces van a un recital donde una orquesta de rock da un concierto y allí se produce un raro fenómeno, todos están como en misa, concentrados en la música, realizando un ritual colectivo y descubriendo que es lo único que los gratifica.

El hombre ha perdido el lazo que lo une a la totalidad, por eso se siente perdido y busca alguna manera de encontrarlo.

El drama de quienes están a la vanguardia de este movimiento apocalíptico, es que el mundo no se va a acabar como han elegido creer y en este circo en que vivimos, donde todo vale, nos estamos matando unos a otros como ocurre en la selva con las fieras salvajes.

Cuando se den cuenta que a pesar de todo hay un futuro, tendrán que volver a la realidad y salir a ganarse el pan de cualquier forma, o pedir limosna.

Malena