Me aburre mi pareja pero me cuesta dejarla-Psicología Malena Lede


Las relaciones humanas son difíciles y a veces podemos tener dificultades para tomar decisiones necesarias, que en vano tratamos de postergar.

Siempre que se elude la solución de un problema se cae en un conflicto, ya que tomar una decisión obliga a elegir una opción y renunciar a otra que no se está demasiado seguro de querer rechazar.

Una relación sentimental que ya no proporciona felicidad, que asfixia por los celos, que intenta manipular, que provoca escenas de violencia y discusiones dolorosas, obliga a enfrentar la disyuntiva de elegir terminar con el vínculo definitivamente para poder lograr finalmente la paz y sentirse mejor, o continuar postergando el final para estar más seguros, porque el amor y el odio son las dos caras de una misma moneda.

Mientras tanto, el tiempo pasa y el deterioro se va acentuando hasta el límite de faltarse el respeto.

Muchas veces, lo que impide tomar la decisión son los problemas económicos, como la división de bienes, quien se queda con la casa o el departamento, la tenencia de los hijos, etc.

A veces se trata de un tercero que ha invadido el escenario y que es el causante de la ruptura, o simplemente les ganó a ambos el aburrimiento y la rutina, porque en los problemas de pareja, generalmente son ambos los que contribuyen a provocar su fracaso.

El preámbulo de la separación puede llevar mucho tiempo, mientras tanto, lejos de ser éste un factor favorable que podría unir nuevamente a la pareja, se puede llevar a convertir en una batalla cotidiana y en una guerra de nervios.

Cuando ambos están de acuerdo en la separación todo es más fácil, incluso es la solución ideal para los hijos que de esa forma no se convertirán en rehenes de sus padres. Pero cuando es uno sólo el que desea el rompimiento, difícilmente suele encarar el problema de frente sino que comienza a enviar señales desalentadoras para que la ruptura cause el menor sufrimiento al otro y así no sentir culpa.

Estas estrategias no evitan el sufrimiento, al contrario, son interpretadas por la pareja en función de sus propias expectativas y pueden causar mucho más daño que si se eligiera hablar con franqueza.

Algunos pretenden dejar la puerta entreabierta para volver al hogar en el caso de ser necesario, porque es bastante común que después de un tiempo no muy largo decidan regresar, generalmente cuando se dan cuenta que el hecho de convivir con otra pareja no les ha cambiado la vida gran cosa.

La realidad es que toda ruptura provoca mucho ruido y corazones rotos, una gran desilusión, dolor, mucha bronca y finalmente depresión, cuando se acepta que no hay vuelta atrás y la persona se da cuenta que lo mejor para sobrevivir una pérdida es empezar de nuevo.

Toda relación de pareja se desgasta con el tiempo y puede sucumbir ante el fantasma del aburrimiento. ¿Pero es acaso esta realidad motivo suficiente para terminar con una relación o se puede hacer algo?
Si se puede, porque el amor continúa, porque subsisten las dudas, por el miedo al cambio, porque casi siempre las relaciones pueden mejor y se puede empezar de nuevo y porque donde hubo fuego cenizas quedan.

Pero ¿cómo se hace? ¿Cómo se pueden superar las diferencias? Las diferencias seguirán existiendo pero ya no serán motivo de discordia, sino oportunidades de crecimiento porque nadie es dueño de la verdad y el que piensa diferente enseña a ampliar la perspectiva.

Pero además, será necesario renovar el entusiasmo por la propia vida, decidirse a cumplir los proyectos tantas veces postergados y cambiar, descubrirse como personas diferentes sorprendiendo al otro con experiencias nuevas, mejorando la comunicación, buscando la oportunidad para salir solos, haciendo cortos viajes, abriéndose a nuevas amistades y potenciando la sexualidad con nuevas perspectivas.

Malena