La alegría interior- Psicología Malena Lede



La plenitud y la alegría sin objeto ni motivo está dentro de nosotros, porque existe un estado sin deseos en el que hay plena satisfacción, que es el estado de gracia de ser plenamente conscientes de la realidad tal cual es.

La personalidad no es el ego, la esencia de la personalidad es un estado impersonal, fuente de la elección moral, estética, ética y funcional que surge espontáneamente sin la participación del ego.

La elección personal del ego es fragmentaria y engendra conflicto y desequilibrio. La no elección implica la entrega total frente a la circunstancia presente, lo que da como resultado la armonía que está implícita en la unidad de la realidad.

Cuando la acción del hombre es desinteresada y libre de condicionamientos, el cuerpo encuentra su propia cordura y la dualidad desaparece.

Hay que dejar hablar al cuerpo y eliminar todas las tensiones dejando la mente vacía de contenido y libre del ego.

Renunciar a la personalidad nos permite entrar en estado de gracia y cambiar las cosas sin necesidad de intención alguna. La gracia hace posible darse cuenta del carácter efímero de las experiencias.

El miedo es una idea que aparece en relación a una situación determinada experimentada por alguien que se siente aislado, sin conexión alguna, porque debido a nuestro condicionamiento, nos consideramos personas autónomas.

El acto puro, espontáneo, sin condiciones, está libre de la dualidad y permite que surja espontáneamente la creatividad sin la participación del yo.

Intuimos la bondad perfecta y el punto de vista correcto; la experiencia nos indica que tenemos que escuchar a nuestra intuición y no volver a ser esclavos de los errores y de las limitaciones del yo.

Sólo nace y muere el yo y los fenómenos se desarrollan en este espacio tiempo, pero nuestra naturaleza genuina no tiene ni nacimiento ni muerte.

El Ser auténtico, el entorno y el mundo son uno en la conciencia intuitiva y vivir plenamente es la verdadera realización.

Sólo podemos desear Ser, que es la fuente de todo.el único que percibe y que está plenamente presente.

El hombre maduro no sigue las convenciones de la sociedad, actúa oportunamente y hace lo que impone la situación sin perjudicar a la sociedad.

La libertad total es hacer lo que se debe hacer,lo que es justo, sin que se interponga ninguna coacción interior ni exterior; y lo que nos proporcionará tranquilidad en todos los planos de la existencia.

El conocimiento real es el testigo silencioso, la madurez última, pura lucidez en la acción y en la inacción.

El Ser surge sin motivo, repentinamente y en forma inesperada y espontánea. Es la lucidez incondicionada que nos ilumina.

Lo importante no es lo que hacemos sino la actitud que tenemos, sin dejarnos asfixiar por el personaje que interpretamos, viviendo espontáneamente, simplemente, siempre en el presente, en el estado meditativo que representa la alegría sin objeto.

Malena
Fuente: "La alegría interior" Jean Klein.