El Origen de los Conflictos - Psicología Malena Lede



Vivimos en constante conflicto, en la familia con nuestros padres, con nuestros hijos, hermanos, amigos y enemigos; en la oficina, con el jefe y con los compañeros de trabajo; o en la política, con los que piensan distinto.

La mayoría de nosotros vive en constante inquietud, atormentada por las dudas, la falta de amor, la confusión y el estrés, atrapada por la amenaza del dolor, por el temor a la frustración y el miedo a la pérdida. Mientras tanto, pasa la vida sin verla y sin darse cuenta de ello.

El caso es que nos hemos convencido que para salir indemnes de toda esta locura que nos rodea, tenemos que estar siempre a la defensiva oponiendo resistencia.

La raíz del conflicto es el pasado, todos los condicionamientos que hemos adquirido y que contaminan todas nuestra experiencias del presente.

Vivimos fragmentados entre lo que es y lo que debería ser, entre la realidad y nuestros pensamientos.

Hemos perdido la capacidad de vivir lo nuevo y de estar enteramente en el presente, obnubilados por las experiencias del pasado y por nuestros deseos; por eso, cada vez que no podemos alcanzar lo que queremos sentimos desesperación y sufrimiento.

El pensamiento siempre está condicionado por lo conocido, no es la realidad sino imágenes de ella.

Sin embargo la mente puede ser vaciada de su contenido, quedar libre del pasado y tal vez sólo el amor sea necesario.

Se trata de ver las cosas como son ahora y no formar imágenes, porque para formar una imagen hay que relacionarla con una imagen anterior y son esas imágenes del pasado lo que distorsiona la percepción.

Para terminar con la corrupción, es absolutamente necesario que el hombre individual cambie radicalmente. Esto no exige esfuerzo, significa estar dispuesto a vivir completamente atento en el momento presente, sin referirse al pasado, sin interpretar ni formar imágenes, sólo observando, viendo la realidad tal cual es, sin análisis alguno.

Cuando vivimos algo intensamente y en forma completa, concediéndole total atención en el preciso momento en que se produce, ese fenómeno, aunque haya sido doloroso, no queda registrado como una herida. En cambio, si construimos un muro para protegernos y nos aislamos, quedará registrado para siempre y seguirá lastimándonos.

El pensamiento es la respuesta de la memoria, es el conocimiento acumulado de las experiencias del pasado, puede permitirnos organizar nuestras vidas pero al mismo tiempo influir en nuestras experiencias presentes y producir serios conflictos.

El pensamiento, que no está libre del pasado, es el responsable de todos nuestros miedos, de la ira, de los celos, del rencor y del resentimiento. El conflicto no es del mundo externo, está en la conciencia de cada individuo.


Malena Lede (Psicóloga)

Fuente: “La raíz del conflicto”; J. Krishnamurti.