El Viaje Astral - Psicología Malena Lede




¿Por qué personas que nunca oyeron hablar de este fenómeno, con distintas creencias religiosas o completamente escépticos, de diferente origen, raza, edad,  educación o clase social, cuentan lo mismo después de haber tenido una experiencia cercana a la muerte?

No muchos saben que este fenómeno también se puede experimentar en forma voluntaria de otras maneras, sin que ocurra la muerte física; ya sea a través de la meditación, en situaciones de crisis, durante el estado intermedio entre el sueño y la vigilia, o mediante el consumo de sustancias con propiedades alucinógenas.

En el antiguo Egipto ya se hablaba del viaje astral;  también fue  mencionado por los griegos e incluso figura en los textos sagrados hindúes.

El viaje astral se realiza con el cuerpo astral, que es una copia del cuerpo físico pero menos denso, casi transparente y luminoso;  que según algunas creencias religiosas tiene la función de acompañar al alma a su destino, en el momento de la muerte.

El cuerpo astral permite internarse en un mundo nuevo regido por distintas leyes, ampliar la percepción hasta lo indecible, ver el color de las auras, el interior de los organismos y la energía que anima al cuerpo físico. En un primer momento, puede incursionar por el mundo físico, atravesar paredes, escuchar conversaciones, ver los objetos dentro de sus estuches cerrados con toda nitidez, volar; hasta que sin proponérselo es desplazado hacia otros planos a través de un túnel.

Luego, la mayoría de las personas que tuvieron esta experiencia,  refiere encontrarse con personas conocidas que pueden estar vivos o muertos y poder comunicarse con ellos sin hablar.
La sensación que todos sienten es de una felicidad inefable, euforia y júbilo y sorprende el hecho de que pueden conocer lugares o personas que jamás han visto.

Lo curioso es que aunque el cuerpo físico esté muerto, el cuerpo astral mantiene todas sus facultades intactas.

Pam Reynolds, cantante y compositora norteamericana,  estuvo clínicamente muerta en un quirófano, durante una hora, mientras era operada de un tumor cerebral.

Se pudo comprobar,  bajo condiciones controladas científicamente, por medio del registro del electroencefalograma, que aunque su corazón había dejado de latir,  ella podía ver su operación, los instrumentos que se utilizaban, observar a los cirujanos y escuchar lo que decían.

Pamela también atravesó el túnel y pudo ver y escuchar a su abuela fallecida y a un tío que había muerto siendo joven,  que fue el que le dijo que tenía que volver.

Como ella se negaba, él se ofreció a acompañarla hasta la sala de operaciones y luego la obligó a saltar a su cuerpo dándole un empujón.

Este caso pueden verlo ustedes mismos con más detalle,  en un video narrado por la propia  protagonista, en Youtube.

Malena Lede - Psicóloga