Germán Garmendia, un fenómeno social - Psicología Malena Lede



Muchos darían cualquier cosa por unos pocos minutos de fama, serían capaces de poner en juego su reputación y hasta se atreverían a hacer el ridículo con tal de aparecer por televisión; todo esto gracias a la voracidad de algunos periodistas, que por razones de “rating” se han apartado de su profesión para engrosar las filas de los “chismosos” que tanto abundan en la pantalla chica y que son los que hacen desfilar por los canales a todos aquellos que están dispuestos a exponer su vida privada al público, a llorar sus penas frente a las cámaras o a exhibir sus intimidades sin ningún reparo.

Sin importar demasiado lo que una persona haya hecho, todos van a parar a la misma bolsa y sirven para atraer la atención de un público sediento de sangre, perversiones, escándalos o cualquier otro hecho aberrante, para satisfacer su morbosidad oculta.

El resto, o sea la minoría que termina apagando el televisor, es la que se rebela frente al espectáculo de tanta tragedia y decadencia moral y ante la mediocridad de los medios televisivos y puede vencer su atracción hipnótica decidiendo hacer otra cosa.

Sin embargo, los hechos confirman que no es necesario sacar los trapitos al sol para ser reconocido y aclamado por el público porque existen otros medios y también otros recursos más dignos y genuinos que pueden dar resultados inesperados, cuando alguien se atreve a ser él mismo.

La popularidad es un fenómeno social imprevisible que también ocurre en Internet, sin necesidad de vender el alma, y que puede hacer que un joven chileno desconocido acceda a la fama en poco tiempo, como está ocurriendo con Germán Garmendia, un youtuber que tiene 27 millones de seguidores, que se atreve a ser auténtico.

En la Feria del Libro realizada en la Rural de la Ciudad de Buenos Aires, su presencia acaparó la atención del público a tal punto que los organizadores tuvieron que habilitar un pabellón exclusivo para la firma de los ejemplares de su primer libro, que en este país ya vendió en una semana 20.000 ejemplares, obligando a desplegar un operativo de seguridad inédito hasta ahora en estos eventos, para preservar la integridad física de Germán del entusiasmo de los fanáticos.

Miles de jóvenes, haciendo caso omiso del frío reinante, esperaron durante horas, algunos desde las seis de la mañana hasta el mediodía, para conocer a su ídolo, desde chicos desde 7 años que siguen sus juegos hasta adolescentes que lo escuchan con atención por su canal.

Sin embargo Germán no es un “booktuber” sino alguien que a través de sus videos cuenta situaciones con las cuales sus seguidores se sienten identificados.

Después de estar durante ocho horas firmando libros, el nuevo ídolo fue agasajado, con una fiesta en su homenaje, en un restaurante del barrio de Palermo.

Germán es un fenómeno digno de un estudio sociológico, alguien que es capaz de ser espontáneo y de contar experiencias de la vida diaria con sencillez y humor.

Ser espontáneo parece ser una cualidad poco común y más aún entre los adolescentes que quieren ser “cool” y no “nerds”, o sea seguir las sagradas reglas que imponen la moda y los modos de actuar en sociedad, sacrificando toda creatividad y espontaneidad.

Los fenómenos sociales son un verdadero misterio difícil de entender que arrastra a multitudes y que no depende tanto de los contenidos que ofrecen sino del magnetismo que puede ejercer una persona en el público que se identifica con ellos, influenciados por comportamiento de la mayoría.


Malena Lede (Psicóloga)