La Voz de la Conciencia - Psicología Malena Lede



Sigmund Freud considera que la conciencia moral, que entre otras cosas, es la capacidad de autoobservación, y de formación de ideales; se forma en la infancia mediante la incorporación de las exigencias y prohibiciones de los padres, con éxito.  Esto es posible cuando se logra la identificación con la imagen del Superyo de ellos, o sea con sus propias prohibiciones e ideales, sus tradiciones y con los valores que conservan a través de las generaciones.

Esta constante crítica de la conciencia, que se ha separado del Yo y que parece dominar a la persona, puede ser patológica, como se observa en la depresión, en la que se hace evidente que el individuo se juzga y se desprecia. La censura no siempre es consciente y puede manifestarse como sentimiento de culpa inconsciente.

Freud denomina Superyo a la instancia psíquica que comprende el ideal del yo y la función de prohibición y de crítica; que se erige como modelo para el sujeto y que posteriormente se enriquece con el aporte de las exigencias sociales y culturales.

Para Krishnamurti, pensador y filósofo oriental contemporáneo, la conciencia del hombre está fragmentada y esa fragmentación es la causa de su confusión, al encontrarse atrapado por la diversidad de puntos de vista, ya sea políticos, religiosos, filosóficos, etc.

El contenido de la conciencia es sólo condicionamientos y sólo con su inteligencia una persona puede darse cuenta de ese condicionamiento.

Ese estado de conciencia fragmentada es la causa de la neurosis, de los conflictos, de los enfrentamientos, del descontento y de la permanente confusión en que vivimos..

El pensamiento opera en función del pasado y reacciona, siempre igual,  ante los estímulos.  Para tener la posibilidad de tener una acción nueva,  el cerebro tiene que aquietarse y no responder en forma inmediata.

Esto se puede hacer cuando existe un imperioso deseo de hacer cosas nuevas, porque los viejos condicionamientos ya no funcionan, y cuando se siente la urgente necesidad de  encontrar una forma nueva de vivir.

Si logramos que el cerebro viejo se aquiete, el resto del cerebro que no utilizamos podría activarse y tendríamos la posibilidad de descubrir qué es lo que contiene, tal vez algo real que nunca hemos imaginado ni inventado.

La inteligencia no puede surgir mientras el viejo cerebro esté activo, porque mientras el comportamiento se siga basando en el pasado se continuará siendo esclavo de los conflictos.

Si podemos cambiar de conducta ahora,  también nos liberamos de los viejos condicionamientos del pasado.

Existe un recurso terapéutico que se utiliza en las Psicoterapias breves que resulta útil para mejorar los problemas de relación.

Se trata de instruir al paciente para mejorar sus relaciones cambiando su manera habitual de actuar.

Cada vez que se encuentre frente a un estímulo conocido y  esté a punto de reaccionar como hace siempre, tiene que detenerse e intentar responder de una manera diferente, o sea, utilizando su creatividad tendrá que hacer cualquie otra cosa menos lo que hace siempre y luego registrar qué es lo que pasó y cómo se sintió.

De esta forma, se puede tener la oportunidad de cambiar, de atreverse a  salir de los viejos condicionamientos, de deshacerse de los pensamientos mezquinos, de ignorar celos, viejas heridas narcisistas, la necesidad de venganza y los odios y evitar a toda costa dejarse llevar por los viejos hábitos.

Esta es una forma práctica de mejorar las relaciones, de ser más libres y mejores personas..

Malena Lede – Psicóloga

Fuente: "Diccionario de Psicoanálisis" de Laplanche y Pontalis; "La Conciencia Fragmentada"; J. Krishnamurti.