Los Robots - Psicología Malena Lede



La tecnología robótica ya hace años que existe y es utilizada en todo tipo de fábricas, reemplazando tareas rutinarias que antes tenían que realizar  varias personas.

Por un lado, permite al hombre ocuparse de otras tareas que demandan mayor discernimiento, pero por otro disminuyen las fuentes de trabajo del personal disponible no especializado; por lo tanto, como toda innovación provoca interés pero también rechazo.

Indudablemente, los robots en muchos aspectos superan al hombre ya que una vez que se haya amortizado su costo, no cobran, no se toman vacaciones, no se enferman, no hacen huelga, no tienen conflictos, no descansan, no comen, no discuten, no cometen errores, no roban, etc.

El éxito de los robots en las fábricas hizo que la tecnología robótica se extendiera cada vez más a otras áreas humanas para cubrir necesidades importantes ya que pueden ser útiles como acompañantes de personas mayores, para realizar tareas domésticas, para la recreación tanto de niños como de adultos, etc.

Los robots no sólo actúan bajo las órdenes de un programa sino que pueden aprender a operar por sí mismos e inclusive tomar decisiones.

¿Qué pasará cuando los robots adquieran tal capacidad de discernimiento que intenten reemplazar al hombre para tomar su lugar para siempre?

Creo que nos podemos quedar tranquilos, porque en este mundo nada dura para siempre.

Por ejemplo los pequeños perros robots que se vendían en Japón, principalmente para acompañar a personas ancianas, no resultaron rentables, de modo que no se fabricaron más y tampoco se consiguen  repuestos para los ya existentes.

De este modo estos perritos robots fueron “muriendo”, y era tal el afecto que le tenían sus dueños, que como cualquier ser otro ser humano que fallece, los despidieron con un funeral y los enterraron; con el inconveniente,  que se trata de aparatos que se pueden reciclar pero que no se degradan fácilmente.

Sin duda esta tecnología parece que aún no resulta del todo práctica para uso doméstico, ya que depende de los vaivenes del mercado, producen basura chatarra contaminante y  un sufrimiento adicional a sus “deudos”, con las secuelas psicológicas correspondientes, cuando dejan de funcionar por falta de repuestos.

Además, creo que cuanto más humanos se vuelvan los robots, más fríos, solitarios, deshumanizados y mecánicos seremos nosotros.

Malena Lede - Psicóloga