Mi marido no me deja hacer lo que quiero - Psicología Malena Lede




Con demasiada frecuencia recibo comentarios de mujeres que se quejan de que sus maridos no les permiten tomar decisiones que se relacionan con su propio crecimiento y desarrollo, que se ríen de sus iniciativas, no las toman en serio, las desaniman con sus críticas y les quitan las ganas de cambiar o hacer algo nuevo.

Me pregunto si esto es realmente así o si en realidad se trata de mujeres que necesitan que sus parejas las alienten y las apoyen en sus proyectos porque el problema es que ellas no tienen fuertes convicciones.  Porque cuando la convicción es firme, nadie se puede atrever a desalentar un proyecto.
Somos seres individuales con derecho a hacer valer nuestra propia libertad de elección y ni el matrimonio ni ninguna otro tipo de relación tienen que ser un obstáculo para la propia realización. 

Lo que generalmente falta es iniciativa propia, tenacidad, perseverancia, impulso, deseo de Ser o ganas de realizar el esfuerzo necesario para cumplir lo que se desea.

La opinión de otro no puede ser la excusa para no realizar todos nuestros objetivos, porque  sólo hace falta la voluntad propia y tener una meta clara que sea posible.

Hay que saber que los hombres, en general, suelen oponer resistencia a toda iniciativa independiente que tenga su mujer, que implique un posible peligro para la continuidad de la relación.

Incluso los hombres que aman a su mujer, pocas veces tienen la grandeza de espíritu  como para comprender el deseo que ella puede tener de emanciparse o de buscar su razón de ser.

Es probable que sientan que esa actitud signifique el deseo de querer liberarse de la relación y de algún modo esté expresando el fin defalta de amor hacia ellos.

La pareja no lo es todo, porque además, toda mujer tiene el derecho a desarrollar su propio potencial y tener la oportunidad de probar nuevos desafíos le que permitan en el futuro, cuando su rol de madre de niños  finalice y sus hijos crezcan, tener una razón para vivir y no dedicarse a entrometerse en sus vidas de adultos.

Este desprendimiento de la pareja que hay que atreverse a vivir, no es necesario que sea cruento, con peleas, imposiciones agresivas o amenazas; ni tampoco tiene que representar un peligro para la relación, simplemente se trata de mantener la firme convicción y tener la fortaleza para llevarla a cabo sin herir sentimientos ni mostrarse desilusionada por no recibir el apoyo deseado.

La elaboración de un proyecto individual no es algo que se logra de un día para otro, es un plan de futuro que puede estar próximo o más distante pero al que no hay que renunciar porque no conseguir suficiente apoyo.

Hay que dejar que los demás opinen lo que quieran y eso no puede  hacer que se cambie el rumbo si es realmente lo que se desea.

Pocos hombres son lo suficientemente comprensivos como para ponerse en el lugar de su mujer y comprender su vacío existencial después de haber estado varios años atada a los niños.

La tarea de madre es de tiempo completo y compatibilizarla con otras tareas hogareñas exige demasiado esfuerzo.  Sin embargo, cuando los chicos crecen, desprenderse de muchas obligaciones es más fácil.

Tener vida propia no representa un deseo inapropiado sino una obligación que no debe ser desalentada por la opinión de ninguna persona, ni siquiera de quienes nos aman.


Malena Lede - Psicóloga