Cómo descubrir nuestra pasión más profunda - Psicología malena Lede


Antiguamente se solía asociar la pasión con el sufrimiento, un camino tortuoso sólo para seres superiores dotados de habilidades especiales.

Hoy en día la pasión por algo puede ser la diferencia entre la felicidad y la depresión. No se trata precisamente de una ruta plagada de obstáculos sino del camino hacia la búsqueda del significado de la vida que todo ser humano debería transitar para poder experimentar el sentimiento que lo hará sentir y conforme consigo mismo.

A lo largo de la historia de la humanidad desarrollaron sus vidas millones de seres humanos, todos diferentes, ninguno igual a otro, incluso los gemelos idénticos son distintos.

Los que pudieron destacarse fueron los que descubrieron qué querían hacer y lo hicieron, los que estuvieron dispuestos a hacer el esfuerzo necesario, pudieron ver la oportunidad y siguieron a sus sueños.

El viaje interior es también un viaje exterior de descubrimiento que nunca podemos saber hasta dónde nos conducirá a lo largo de la vida.

La búsqueda de la felicidad es la meta, pero la felicidad no significa estar alegre y divertido, ni tampoco ganarse la lotería, es más bien un estado de bienestar espiritual que sólo lo proporciona la sensación de sentirse plenamente satisfecho haciendo lo que a uno le gusta.

Mucha gente se siente aislada y desconectada de la realidad, concurren todos los días a trabajar sin ganas, no le ven sentido a su trabajo y vuelven por la noche a sus casas frustrados, con la sensación de haber perdido el tiempo haciendo lo que no les gusta por un sueldo.

Pueden mantener sus hogares y tal vez comprar lo que necesitan pero se sienten vacíos por dentro, incapaces de plantearse otros objetivos o de forjarse otras metas.

No es casual que cada vez haya más gente en el mundo con problemas psiquiátricos y que continúe incrementándose el consumo de antidepresivos y ansiolíticos.
Todo ser humano tiene el derecho de trabajar en algo que satisfaga su espíritu, la gran diversidad de seres que existen permite que haya gente para todo, incluso para las tareas más ingratas.

Vivimos en dos mundos diferentes, el mundo interno propio y el mundo externo en el que tenemos que adaptarnos y participar.

El conocimiento profundo de ambos mundos es lo que nos puede ayudar a descubrir nuestra propia pasión, lo que amamos hacer y el mundo necesita.

Hacer lo que nos apasiona nos hace perder la noción del tiempo, nos conmueve el alma y eleva nuestro espíritu.

Muchos confunden la felicidad con los bienes materiales pero está comprobado que no existe correlación entre la felicidad y la riqueza.

Se trata de permitirse ampliar la perspectiva sobre la idea que tenemos de nosotros mismos, conocer nuestras aptitudes más profundas, atreverse a asumir el riesgo y querer hacerlo.

Cuando desarrollamos nuestras verdaderas habilidades específicas, sentimos un impacto en el espíritu.

Malena Lede - Psicóloga