Cómo deshacerse del pasado - Psicología Malena Lede





Si pudiéramos vacunarnos contra la nostalgia, los prejuicios, los malos recuerdos y todas las experiencias nefastas del pasado, podríamos vivir más felices el presente y tener más confianza en el futuro.

No se trata de olvidar sino de aceptar todo lo que pasó, para poder seguir viviendo sin mochilas emocionales que nos pesan demasiado.

La mente percibe en forma subjetiva, por eso no existen dos personas que vivan una misma experiencia de la misma forma. Una sola palabra puede herir a alguien como un cuchillo y a otro le puede resultar indiferente o incluso agradable.

Las experiencias traumáticas nos marcan para toda la vida, sin embargo es posible deshacerse de esas emociones negativas.

Eso es lo que trata de hacer el Psicoanálisis, rescatar los traumas del pasado que parecen olvidados pero que se han reprimido; e intentar revivirlos para poder elaborarlos adecuadamente.

Elaborar un trauma del pasado significa revivir esa experiencia y expresar ahora la emoción que le corresponde, porque lo que se ha reprimido y afecta a una  persona no es la experiencia en sí misma sino la emoción que se reprimió y en su momento no se expresó.

Un duelo no se elabora cuando no se puedo expresar el dolor, casi siempre para no sufrir.

Expresar el sufrimiento no es fácil porque a nadie le gusta sufrir; muchos racionalizan lo acontecido y reprimen su dolor. ( Esa pareja no me convenía, era un hombre inmaduro, miraba a otras mujeres, no tenía ambición, etc.) 

Los duelos terminan cuando se ha podido integrar la desaparición de esa persona  a la personalidad y se puede continuar viviendo con eso.

La pérdida del amor es un duelo, en ese caso la persona no muere pero desaparece de nuestras vidas para siempre.

El duelo normal por una persona muy cercana puede durar aproximadamente desde un año hasta dos años.  Cuando se prolonga más de ese tiempo ya se trata de un duelo patológico que puede alterar el futuro de la persona.

La primera reacción a un duelo por abandono es la negación, o sea, no poder aceptar que esa persona se haya ido. (Esto no está pasando).

La segunda forma de reaccionar es con agresividad.  (Esto no me lo merezco).

La tercera respuesta frente al dolor del abandono es la negociación.  (Si vuelve prometo que todo va a ser diferente).

La cuarta es la depresión, cuando se comienza a entender el acontecimiento y se puede sentir tristeza.

La quinta es la aceptación, cuando la persona ha podido expresar su dolor, ha incorporado su pérdida y puede seguir con su vida.



Malena Lede (Psicóloga)
Fuente: "On death an dying"; Elizabeth Kübler-Ross