El Poder de los Sentimientos Negativos - Psicología Malena Lede




Detrás de los sentimientos negativos están las malas experiencias, las frustraciones, las desilusiones, los fracasos, las ofensas, la baja autoestima, o sea el no poder perdonar a otros o perdonarse.

Perdonar o perdonarse es difícil porque implica borrar de la mente lo que en algún momento nos afectó y poder continuar como si no hubiera pasado nada. Sin embargo es la forma más sencilla para superar la tristeza crónica, el mal carácter y la amargura y para liberarse del rencor y del resentimiento, emociones negativas que favorecen el desarrollo de enfermedades graves.

Pedir perdón y ser perdonados nos brinda la paz más profunda, en cambio la venganza es un arma de doble filo porque termina volviéndose sobre nosotros.

Perdonar no es olvidar o consentir en lo que otros nos hicieron, es una conducta adaptativa que favorece las relaciones interpersonales y nos libera de la preocupación y de los conflictos.

El perdón alivia el estrés, nos hace mejores personas, nos ayuda a crecer y a estar más saludables, nos hace seres más libres y nos evita gastar energía.

El perdón es un proceso que comienza aceptando los hechos como son.  Esto no es fácil porque todos nos aferramos a nuestras ideas y no vemos la realidad como es.

Es importante reconocer qué es lo que nos hiere tan profundamente y por qué razón ya que la mayoría tiende a repetir historias sin darse cuenta,  a negar sus fallas y errores y a minimizar la parte de responsabilidad que tiene en los hechos.

Tenemos tres recursos para enfrentar situaciones que nos hacen enojar, uno es negar que estamos enojados y tragarse las broncas, el otro es expresarlas de alguna forma, que es mejor, y otro, de más elevado nivel que es perdonar y dejar atrás el asunto.

Por lo general, las personas que se sienten agredidas no piensan solamente en esa situación en particular sino que la conectan con experiencias similares del pasado y le agregan al hecho presente la cuota de emoción ya vivida,  lo que hace que se incremente el monto de agresión que sienten. “A mí siempre me pasa lo mismo”.

Podemos perdonar por convicción gracias a la propia voluntad de ser fiel a nuestros principios o bien impulsados por los preceptos de la religión a la que pertenecemos,  o por el afecto que sentimos por la persona que nos ha ofendido,  teniendo en cuenta que todos cometemos errores y que nadie es perfecto.

La persona muy susceptible a la crítica puede enojarse fácilmente por cualquier cosa, suele ofenderse con facilidad y buscar las intenciones ocultas en cada conversación que participa.  Pero no hay que olvidarse que lo que los demás dicen no es exactamente lo que los otros escuchan sino la interpretación que hacen.

Una actitud negativa puede hacer que el significado de todo lo que escuche se preste a distintas interpretaciones en función a las experiencias previas con el interlocutor y también debido a los propios prejuicios.

¡Qué me habrá querido decir?, una pregunta que las personas susceptibles se suelen hacer aunque  el mensaje que reciban sea suficientemente claro. El diálogo interno es el que finalmente triunfa, al decidirse prestar atención al propio razonamiento equivocado.

Es una cuestión de actitud que responde a una manera de pensar negativa y que inunda a cerebro y lo condiciona para responder con suspicacia.

Cambiar la cara y animarse a sonreír es el primer paso en la comunicación para lograr mejores respuestas, predispone a la colaboración y evita de entrada reacciones adversas.

Malena Lede  - Psicóloga