Cuando el amor y la pasión no coinciden - Psicología Malena Lede




A veces, el afecto por una pareja puede ser muy grande pero el deseo ha desaparecido, situación que exige una mirada crítica para encontrar la forma de volver a sentir las sensaciones perdidas.

Amar, nos hace más felices, por eso todos sueñan encontrar un amor en la vida y mantenerla sin cambios siempre.

Por supuesto, esto es una utopía, sin embargo hay amores que perduran a pesar de las crisis y el aburrimiento que produce la rutina.

Siempre los comienzos suelen ser buenos, sin embargo, aún tratándose de sentimientos muy sinceros, es bastante común que con el tiempo una relación se transforme en un vínculo frustrante.

El problema es que a veces, esta situación se vuelve a repetir con otra persona que también parecía única.

Muchos buscan en el amor de pareja satisfacer su necesidad de compañía, llenar el hueco que sienten en sus vidas que les moviliza la ansiedad humana básica de soledad y desamparo.

Cuando lo encuentran, es como si hubieran recuperado a una madre o a un padre, alguien que los pueda volver a contener y apoyar, como hacían ellos, y con quien se pueden sentir seguros.

Por supuesto, ese sentimiento de amor filial se opone al deseo físico, porque inconscientemente cada acto amoroso será vivido como incestuoso.

La dificultad es no poder discriminar de antemano qué es lo que les atrae de una persona cuando recién la conocen y cuál es la carencia que les satisface cuando están con ella.

Este problema lo trató Sigmund Freud muchas veces en el siglo pasado y aún hoy continúa tan vigente como antes.

Muchos de nosotros tenemos conflictos inconscientes que no conocemos pero que aparecen proyectados continuamente en nuestras relaciones personales.

También ocurre que nos sintamos atraídos por alguien que es diferente a nosotros, o sea una persona con una forma de ser totalmente opuesta que contrasta con la nuestra.

En esos casos, no existirá compatibilidad alguna, y entonces, eso que alguna vez nos atraía comenzará a producir rechazo.

Admirar a alguien hace que lo idealicemos y que nos lleve de pronto a encontrarnos en una posición de sometimiento aguantando toda clase de atropellos.

Cuando amamos a alguien porque lo necesitamos la situación se torna insostenible, porque ha dejado de ser una pareja para convertirse en alguien que está reemplazando a nuestros objetos amorosos primarios, o sea nuestros padres.

Para el hombre,  la mujer y la madre se han convertido en un solo objeto incestuoso a quien se ama pero que a la vez produce rechazo, y para la mujer, su pareja es su padre y por lo tanto físicamente rechazable.

Cuando las relaciones terminan siempre de esta misma forma, es probable que existan estas motivaciones inconscientes que habría que habría que hacer conscientes.

Malena Lede – Psicóloga