No le agrado a mi madre ni a mi padre-Psicología Malena Lede




No le agrado a mi madre o a mi padre o a ninguno de los dos, de algún modo los he defraudado, y aunque me esfuerzo, haga lo que haga,  no logro satisfacerlos.

No les agrado, básicamente,  porque no puedo competir con el ideal de hijo que hubieran querido tener;  porque soy gordo, porque soy flaco, porque soy bajo porque soy alto, porque no me gusta estudiar, porque no tengo un título, porque creen que soy un fracasado, porque no les gustan ni mi trabajo, ni mis amigos, ni mis novias ni mi mujer.

¿Qué debo hacer?  Tal vez debería esforzarme para agradarles, o  amargarme, aislarme, irme lejos o atreverme a seguir adelante con mi vida como soy,  sin su aceptación, y ser capaz de escuchar sus críticas sin alterarme y hasta de  sacar provecho de ellas,  porque sin duda alguna, es verdad que en algún aspecto, podrían tener razón.

Nadie es perfecto, incluso nuestros padres pueden defraudarnos por no cumplir nuestras expectativas y desilusionarnos con sus conductas, sus actitudes y hasta con sus consejos.

Pero también es cierto que muchos hijos, por alguna razón, no aprovechan sus recursos, su posición económica, su inteligencia, su físico, su salud, y hasta su vocación.

En general los padres aman a sus hijos, pero les resulta difícil verlos malograr sus vidas, que no puedan ser felices ni disfrutar de sus logros ni tengan interés de hacer algo que realmente los gratifique.

Los hijos no hacen lo que los padres les dicen sino lo que los padres hacen y si  sus padres han sido personas con asignaturas pendientes pueden sentir que intentan realizarse y cumplir sus propias expectativas a través de ellos.

A pesar de los errores que cometen los padres con los hijos, lo mejor es aceptarlos como son porque de lo contrario, estamos haciendo lo mismo que ellos, o sea, deseando que sean como queremos y no como ellos realmente son.

Sea cada uno tal cual es, e intente hacer la mejor versión de sí mismo,  sin esperar agradar a los demás, ni siquiera a sus padres; porque lo más importante es ser fiel a uno mismo.

Malena Lede - Psicóloga