Los Celos, una Pasión sin Control - Psicología Malena Lede




La crónica policial nos muestra una cruenta realidad que nos hace dudar sobre el supuesto alto grado de la evolución humana.

Algunos seres humanos parecen no haber avanzado,  sino más bien haber retrocedido,  porque continúan manejándose con la ley de la selva, donde el más fuerte es el que tiene razón y el que decide quién merece vivir o morir.

El amor ha dejado de ser la más pura manifestación de afecto hacia otro y se ha convertido en una macabra excusa para cometer los actos más aberrantes, como quemar vivo al ser que se dice amar, o destruirlo a puñaladas y también a los propios hijos por una cuestión de tenencia, o pegarle cuatro tiros para luego suicidarse, para vengarse de las ofensas y por no poder aceptar el fracaso y no ser capaz de vivir y dejar vivir.

Los celos humanos son el cáncer maligno del amor, porque lo destruye, y no sólo se reduce a la relación de pareja, también se celan los hijos, los padres, los hermanos, los amigos, el trabajo, la carrera, los honores y el éxito.  

Los celos representan la forma más pura de individualismo,  una manera distorsionada de relacionarse al servicio del ego.

Significa no saber compartir, no tolerar la presencia del prójimo, vivir acosado por la sospecha de la infidelidad y del engaño y obsesionado por la idea de la pérdida de ese vínculo malsano.

Por supuesto ese sentimiento hacia el otro no es amor es puro narcisismo patológico, un egoísmo ciego que vive permanente el infierno del miedo al abandono.

El amor auténtico exige sacrificios siempre,  porque se ama al otro antes que a uno mismo y porque querer la felicidad del otro es lo que puede hacernos auténticamente felices.

El amor posesivo cosifica a la persona, la convierte en una cosa, un objeto de deseo sin voluntad ni pensamiento propio, con el único objetivo de  ejercer poder,  manipular, someter y si opone resistencia, finalmente destruir.

Es una lucha sin cuartel que siempre termina mal, porque cuando el deseo de Ser de uno se enfrenta al poder dominante de otro,  suele ser masacrado por éste sin piedad.

Malena Lede – Psicología Malena Lede