Los trastornos digestivos crónicos no siempre se
deben al mal funcionamiento de un órgano específico, muchas veces son
alteraciones funcionales debido en gran parte a conflictos psíquicos muy
antiguos que no han sido resueltos.
Hace algunos años atendí a una señora de edad
avanzada que, cansada de deambular por distintos consultorios médicos, finalmente
le recomendaron psicoterapia.
En la primera entrevista se quejó de sus malas
digestiones, ardor de estómago, hinchazón abdominal, muchos eructos y gases,
siempre después de comer; molestias que mejoraban al mover el intestino.
Ningún medicamento le dio resultado por mucho tiempo
y ha llegado al extremo de comer sólo papilla, porque no tolera legumbres, papas,
verduras crudas, leche, fruta cítrica ni
tampoco dulces.
Pero no sólo habló de lo mal que le caía la comida, también
mencionó algunos avatares de su existencia y haber sobrellevado una vida muy
dura y de mucho sufrimiento, lo que la llevó a torturarse con la idea de que
todos a su alrededor, incluso su marido y sus hijos, siempre se abusaron de sus esfuerzos y que ella
nunca pudo hacer lo que realmente quiso.
Durante muchos años se sintió humillada y
desvalorizada sin embargo, nunca pudo reaccionar y sólo atinó a tragarse toda
su rabia.
Esa bronca que durante tantos años no pudo asimilar,
fue la que arruinó su funcionamiento digestivo, trastorno que no suele matar a nadie pero que puede hacer la
vida imposible.
Le pregunté qué es lo que haría si volviera a vivir
y su respuesta fue sorprendente, si
volviera a vivir, en las mismas circunstancias, haría lo mismo, porque jamás se hubiera
sentido bien haciendo otra cosa.
Allí estaba el conflicto, que no provocaron los
otros sino su errónea interpretación actual de los hechos.
No fueron los demás quienes no le permitieron hacerse
cargo de su vida y atreverse a desarrollar un interés personal, sino que fue
ella misma la que decidió libremente hacer lo que hizo; respondiendo en ese
momento a sus propios valores.
Todos hemos hecho lo que hemos podido; como el pasado no se puede modificar, sólo nos
queda el presente, que es la única oportunidad que tenemos de construir un mejor futuro.
Malena Lede - Psicóloga
Publicar un comentario
Muchas gracias por participar de este espacio!