Vivimos una vida desequilibrada, nos ocurren cosas
que nos hacen perder el rumbo y nos convencen de que no somos dueños de
nosotros mismos; nos sentimos solos, el estrés nos abruma, una serie de enfermedades
recurrentes nos acosan, entonces, no podemos evitar enajenar nuestra libertad y
sin intentar saber quiénes somos nos rendimos y como corderos, seguimos al
rebaño y hacemos lo que hacen los demás.
Cada uno de nosotros tiene en esta vida
una función única que cumplir que no siempre llegamos a conocer porque nos hemos separado de la naturaleza y hemos perdido la conexión con la
totalidad.
De esta forma vamos por la vida a la deriva, aburridos, desesperanzados y sin poder saber quiénes somos y por qué existimos.
Así, copiamos modelos ajenos y perseguimos los fines de otros intentando tener los mismos resultados, sin embargo, como seres únicos e irrepetibles, fracasamos.
No se necesita meditar mucho tiempo para conocerse a
sí mismo, sólo es necesario estar dispuesto y atento, porque si sabemos mirar,
la realidad nos guía de la mano.
En cambio, el sentimiento de alienación que es común
en las grandes ciudades, nos obliga a
castigarnos con enfermedades, pérdidas económicas y con toda clase de
adversidades; que nos hace perder autoestima, a despreciarnos y a no aceptarnos
como somos.
La luz que nos permite darnos cuenta de nuestro
error de percepción y que nos deja ver lo que realmente es para nosotros, está en nuestra interioridad, que es donde
se encuentra nuestra conexión con el
todo.
La búsqueda de bienes materiales nos lleva a
identificarnos con objetivos que no son nuestros, que aunque nos proporcione éxito
económico siempre nos dejará a mitad de camino y una parte nuestra quedará sin
gratificación emocional alguna.
Para vender, hay que agradar a los
demás, porque vivimos en una sociedad de consumo que nos obliga a hacer lo que
no queremos, lo que se vende, lo que desea la mayoría.
Pocas veces la respuesta de los otros coincide con
lo que nos gusta hacer, entonces podemos sentirnos bien pero los beneficios no serán inmediatos.
Esto le pasa a todos lo que son verdaderamente creativos y hacen lo que saben hacer mejor que nadie; no logran éxito enseguida, porque toda innovación produce resistencias y la mayoría no
desea el cambio.
El beneficio económico se suele conseguir con
rapidez siguiendo las estrictas leyes del
dinero, no haciendo lo que a uno le gusta, por eso todos andan detrás del último
éxito para repetir la misma fórmula y se olvidan de sí mismos.
Sin embargo, vivir siendo uno mismo se puede y no
necesariamente resulta un fracaso económico sino la posibilidad de introducir
un cambio saludable, crear algo nuevo y abrir un nuevo
camino hacia un éxito genuino y duradero.
Malena Lede - Psicóloga
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Hola Malena! :) Buenos días! Imagino que ahí hará mucho calor. Porque aquí hace mucho frío, en el hemisferio norte. Bueno, comparado con otros sitios, es buen clima. Aquí es más suave el frío...
ResponderEliminarBueno,... Una cosa que se me ocurrió. Que pasaría si una persona viviera el verano en el hemisferio norte, el verano septentrional creo que se dice y el verano austral viajando? Yo terminaría mal de la cabeza. Bueno, ya lo estoy.
Pero uno necesita el cambio creo yo. Calor, frío, calor, frío... Día, noche, día, noche..
Se desequilibraria uno si no fuera así.
Aunque hay climas de siempre calor como en el ecuador. O eso creo, no sé.
Hasta luego, gracias :)
Pablo Manuel
Hola Malena, de nuevo! :) Yo preguntándome cosas, veo que Dios es importante para mí. Nadie me ha dicho nada de Dios y Jesús. O sólo una vez. Pero yo siempre hablo de cosas de Dios, entre amigos. Muchas veces me siento cohibido. Porque los amigos y familiares no les gusta la religión.
ResponderEliminarAunque hay un sentimiento de rechazo generalizado hacia la religión y los curas y monjas. Porque hay un movimiento contrario. La ciencia.
...Ahora se oye un ruido musical hecho por una garganta, parece. Creo que es la perrita, que dormita al pie mío. Si, es ella. Es como al respirar.
Menos mal que lo identifiqué. Porque lo conocido da seguridad. Lo desconocido da miedo.
Llevo días durmiendo de día, y altera eso a uno. Estoy cuidando a mi abuelita. Para que mi madre duerma.
Lo curioso es que la madre de mi madre me dice, duerme de noche, Pablo! Yo le respondo, y si llamas, mamá se despierta.
Me gusta que mi madre tenga la seguridad de que mi abuela está siendo cuidada. Y duerma bien.
Lo que tenemos, no lo valoramos.
Aunque mi abuela querrá que ayude de día. Siempre dice eso.
O uno, u otro. Los dos no puede ser.
Me siento déspota.
Pero, me ha llamado ya seis veces por ahí. Imagínate mi madre despierta, a estas horas. Las tres y cincuenta de la madrugada...
Hasta mañana, gracias. 🙂
Pablo Manuel
hola Pablo, algunas personas habituadas a los ciclo de calor y frío pueden llegar a enfermarse gravemente si se mudan a zonas sin estaciones. En cuanto a la atención nocturna de tu abuelita lo que estás haciendo es impagable y te lo debería agradecer toda la familia pero ya sabes que en general se valora poco lo que no produce dinero y lo que uno hace por otro. Pero no te tiene que importar porque lo que vale es cómo te sientes tu haciéndolo. Por eso, a palabras necias oídos sordos e inútiles los mecanismos de defensa. saludos, malena
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