Me pregunto: ¿Cuánto tiempo más tiene que pasar para
que la gente aprenda a cuidar el planeta con la misma facilidad con
que aprendió a manejar el celular?
Esta mañana, una pareja que viajaba en el mismo bus
local que tomé yo, se sentó en el asiento enfrentado al mío y como lo hace
habitualmente la gente joven, con singular destreza comenzaron a manipular sus
celulares respectivos.
Mientras se mantenían concentrados en sus aparatos, la
mujer bebía una bebida gaseosa y el hombre una lata de cerveza; y una vez que
vaciaron los envases, ambos, con toda naturalidad, los tiraron por la
ventanilla.
Este ejemplo, ilustra lo que todavía hacen millones de
personas en el mundo, seres humanos que aún no han podido incorporar los más
elementales hábitos de higiene y de cuidado del ambiente y que no tienen conciencia que este
planeta es la única casa que todos tenemos.
El viaje de hoy unía la parada de una estación
de ferrocarril hasta otra estación ferroviaria de otra línea.
Es curioso cómo se parecen algunos lugares próximos
a las estaciones de ferrocarril de algunos países que también
sufren la falta de educación y de conciencia de la gente. En esos lugares, abundan los lugares de comida rápida, el olor a
frito, la basura diseminada en las veredas y en las calles, merodea gente de todas las
edades y de dudoso aspecto pidiendo limosna y también hay muchos vendedores ambulantes.
Miles de individuos deben circular por esos lugares
diariamente y la mayoría compra algo, se
detiene a consumir un refrigerio y casi siempre le sobra algún vuelto para
ayudar a alguien, de manera que son verdaderas posiciones estratégicas para sacar provecho.
La basura es un problema que preocupa a todos los
gobiernos porque crece día a día en un mundo en el que el consumo aumenta sin
control, sin embargo, es obvio que a mucha gente no le importa
La mayoría no sabe que en los mares se han formado
verdaderas islas de muchos kilómetros cuadrados de botellas de plástico,
elementos que también obstruyen las cloacas de las ciudades y que no
permiten desagotar el agua cuando llueve, lo que provoca graves inundaciones.
Los países asiáticos son los principales
importadores de basura electrónica para reciclar, sin embargo, no todos tienen
tan sanas intenciones y existen quienes que
con este pretexto se dedican a extraer de ese material solamente el mineral
valioso que contiene, como el oro, y luego entierra el resto en suelos
extranjeros.
¿Qué mundo les estamos dejando a nuestros hijos y
nietos? Paremos de cambiar el celular
por otro, sólo para agrandar el ego y
colaborar para que se incrementen las fortunas de unos pocos, dejemos de tirar la basura en la calle como si la calle fuera de otro y utilicemos los contenedores que existen con ese propósito y cuidemos más el
único mundo que tenemos.
Si queremos cambiar el mundo empecemos cambiando nosotros.
Si queremos cambiar el mundo empecemos cambiando nosotros.
Malena Lede - Psicóloga
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