Pasar toda la vida tratando de
satisfacer lo que piensan, quieren o esperan los otros de nosotros
significa renunciar a ser quienes somos y aceptar transformarnos en
la caricatura de nosotros mismos.
Son muchos los que viven preocupados
por dar una imagen o una posición social que no tienen, y viven
tratando de conformar a todo el mundo, creyendo que serán más
valorados, sin darse cuenta la gran pérdida de energía que produce
esta actitud, el estrés y los problemas que acarrea.
Los medios de comunicación crean
modelos de comportamiento, maneras de hablar, formas de vestirse y la
última tecnología para usar que se convierten en requisitos
necesarios para “pertenecer”a un círculo de personas todas
iguales que no se pueden distinguir unas de otras.
Las personas débiles de carácter, con
baja autoestima y poco conformes con su propio esquema corporal, son
las que caen en este perverso juego difícil de ganar ya que es
imposible para muchos seguir estrictamente los rígidos dictados de
las modas.
Imitar a otros nos hace olvidarnos de
nosotros mismos y no nos permite conocernos ni realizarnos como la
persona única que somos.
Es imposible gustarle a todo el mundo,
aún copiándolo todo, porque la verdadera esencia no se puede
ocultar con ningún disfraz y no hay nada más triste y ridículo que
un disfraz.
Tatuarse todo el brazo está de moda y
sin duda es una movida audaz, sin embargo, no significa que la
persona sea audaz, sólo demuestra que es una copia.
La necesidad de pertener a un grupo
puede provocar frustración por no poder acceder a las exigencias que
demanda y porque finalmente se descubre que nunca son suficientes,
porque por más que se endeuden y consigan tenerlo todo, cada uno no
podrá ocultar ser quien es.
Desear ser otro produce un gran vacío
existencial que no le permite a una persona conocer su verdadera
esencia ni tampoco realizarse. Se convierte en un ser humano
descartable que puede ser reemplazado por otro sin que se note.
El que se puede desprender del agobio
que representa el “qué dirán los otros de mi”; es el único
que podrá lograr algo en la vida que sea propio, su razón de ser y
de existir.
Atreverse a ser diferente es la clave,
liberarse de los fantasmas, aceptarse, quererse y valorarse sin
importar qué es lo que piensan los otros.
Malena Lede - Psicóloga
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