La Vida sin estrés es posible - Psicología Malena Lede




La vida actual es vertiginosa y se ha convertido en un flagelo que sufren todos, inclusive la gente que no tiene mucho que hacer.

El ambiente obliga a apurarse aunque uno no tenga ningún apuro, porque el ruido, la velocidad y las exigencias de los que tienen prisa conduce a seguir el mismo ritmo y a sufrir el mismo grado de estrés.

La vida está llena de experiencias que dejan en nosotros una particular impresión que puede ser positiva o negativa, que puede agradarnos o no, estimularnos o desalentarnos, elevar o disminuir nuestra autoestima, atemorizarnos o entusiasmarnos, frustrarnos o gratificarnos.

Estas experiencias quedan en la memoria como buenos o malos recuerdos que pueden ser constructivos y ayudarnos,  o negativos y dañarnos y sus efectos durar mucho tiempo si no sabemos manejarnos adecuadamente.

Está comprobado que las experiencias positivas garantizan una buena salud física y mental, mayor bienestar general,  mejores relaciones personales y perspectivas laborales,  más años de vida útil,  
mayor grado de adaptación a situaciones difíciles, una mejor disposición a los cambios y menos estrés.

Podemos elegir dejarnos llevar por el malhumor general, amargarnos por nada, correr para no llegar a ningún lado, contagiarnos de ideas apocalípticas, o ser optimistas y decidir vivir en un mundo mejor manteniendo una actitud positiva, fomentando emociones positivas y llenas de esperanza.

Las personas optimistas están más relajadas, disfrutan con su trabajo y aceptan lo bueno y lo malo que les ocurre, porque hasta de los malos momentos sacan algún provecho.  Tienen tiempo para sí mismas, no se preocupan por anticipado, pero sí se ocupan de lo que les concierne cuando es el momento adecuado, no se esfuerzan por ser felices y aceptan las frustraciones como oportunidades de aprendizaje.

Apurarse sólo acelera el final de la vida, provoca enfermedades, malestares crónicos e irritabilidad constante.

Aprendamos todos a serenarnos, a llevar calma a nuestras vidas, a darle a cada cosa el tiempo que merece y a no sentirnos abrumados ni desesperados por no haber tachado todas las supuestas obligaciones que nos señalan las agendas.

Malena Lede - Psicóloga