La calle puede ser
por excelencia el hogar de mal vivientes, inadaptados y también de enfermos
mentales. En el medio de la multitud,
estos seres humanos encuentran refugio, mendigan o roban para conseguir su
sustento y se pueden sentir libres.
Muchos son
inofensivos pero otros disfrutan delinquiendo, atacando a gente indefensa y
alimentando sus placeres perversos.
Generalmente son psicópatas, enfermos mentales muy peligrosos, porque suelen
ser muy inteligentes y cometer las atrocidades más terribles.
Las mujeres jóvenes
son las que corren un mayor riesgo en manos de estos individuos, sin embargo,
es común ver a las chicas cómo se arriesgan circulando solas a la madrugada por
calles desiertas.
En el gran Buenos
Aires aún es más peligroso dado que de noche circula menos gente y están más
expuestas.
Las exigencias de
la vida moderna obliga a las mujeres a desenvolverse solas. No todas pueden ser acompañadas cuando
vuelven a sus casas, si trabajan o
estudian lejos y son muchas las que todos los días tienen que enfrentar el
riesgo de encontrarse con algún canalla cuando bajan del ómnibus y caminan
hasta su casa.
Es difícil tomar
precauciones porque un hombre siempre es más fuerte que una mujer y en el caso
de tener que defenderse ellas son las que llevan las de perder.
Existen elementos
de defensa que puede ayudarlas, como los aerosoles anti robo que funcionan muy
bien porque neutralizan el ataque y desalientan al agresor dándole tiempo a la
víctima a huir, pero también es conveniente no usar vestimenta provocativa y
mantener el perfil bajo.
Es natural que las
chicas deseen estar lindas y agradar, pero ante la realidad que estamos
viviendo, es necesario tomar todas los recaudos para pasar desapercibidas y no
convertirse en el blanco de los ataques.
Otra forma de
encarar este problema sería enseñarles a las chicas en los colegios defensa
personal, práctica que ejercitada en forma correcta puede dejar fuera de
combate incluso a personas muy corpulentas.
El teléfono celular
también es útil para pedir ayuda, ya que puede haber alguna unidad policial
patrullando cerca que puede acudir enseguida; y no hablar con desconocidos ni
acceder cuando las invitan a subir a un auto.
Todas estas medidas
parecen obvias, sin embargo las chicas confían y son capaces de cometer graves
imprudencias que pueden ser fatales.
Tener conciencia de
la propia vulnerabilidad permite
trascenderla y salir indemne de un ataque, por lo tanto, todas las mujeres que
están obligadas a circular de noche deberían tener en cuenta las prevenciones
que existen y ponerlas en práctica si quieren conservar sus vidas.
Malena Lede -
Psicóloga
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