La edad es subjetiva, hay personas de 25 años que se sienten viejas y otras de 60 que parecen siempre jóvenes. Por lo general, la mente y el cuerpo de una persona envejece igual al mismo tiempo.
Todo envejece, también las cosas, sin embargo algunas mantienen su dignidad y no pierden su valor con los años sino que al contrario, su valor aumenta. Eso pasa con los edificios, algunos llegan a ser monumentos históricos y otros son sólo viejos.
La primera dama
francesa es 24 años mayor que el nuevo presidente de Francia, o sea él tiene 39
y ella 63 años.
Es un hecho poco común,
pero por supuesto, no es el único. Conocí un caso
similar, amigos de unos parientes
lejanos; que vivieron en pareja treinta años y ella le llevaba a él 25 años. A pesar de la diferencia de edad fue una pareja feliz, hasta que ella falleció a los 85 años..
Ambos eran
intelectuales, ella periodista y escritora y él artista plástico;
no tuvieron hijos.
Los prejuicios
sobre este tipo de pareja son inevitables, ya que una mujer es muy raro que quede
embarazada naturalmente después de los cincuenta años; pero también es cierto que no todos desean tener hijos.
Cuando el hombre es
mucho mayor que su pareja no asombra a nadie porque es un fenómeno más frecuente comúnmente aceptado, a pesar de que las estadísticas muestran que
los hombres mueren más jóvenes.
Antiguamente las
mujeres se casaban a los quince años con hombres de cuarenta o cincuenta años. En esa época, para la mujer, el casamiento era la forma más honorable de emanciparse y también la oportunidad de participar en la sociedad con el mismo derecho de un adulto.
En la actualidad la
diversidad de las parejas alcanza límites imposibles de imaginar en otras
épocas, de modo que la diferencia de edad ha pasado a ser algo intrascendente que no
preocupa a nadie.
Pero hay que reconocer que cuando la mujer es mucho mayor que el hombre, como en el caso particular de
la primera dama francesa, es probable
que su condición le exija más a sí misma de lo que su edad le permite, especialmente cuando se trata de la esposa de un presidente.
Hoy en día estamos
acostumbrados a ver muchas parejas desparejas que pueden vivir con sus
diferencias tan felices como cualquier otra y ya nada asombra, porque los tiempos cambian, las
estructuras se flexibilizan, la realidad se transforma, lo único que permanece siempre
invariable en este mundo es el cambio.
Malena Lede -
Psicóloga
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