La Infidelidad se paga - Psicología Malena Lede




Según datos registrados por La Casa del Encuentro, en Argentina, cada 31 horas una mujer muere por violencia de género.  En 2016 hubo 290 femicidios y 401 hijos perdieron a sus madres.

Estas cifras que no descienden a pesar de producirse ejemplares condenas, de las marchas de protesta contra la lentitud de la  justicia y de las denuncias de violencia de género que no son controladas 
adecuadamente por la fuerza pública, se mantienen,  y reflejan una realidad difícil de cambiar que está señalando las graves fallas del sistema judicial, los serios problemas en las relaciones, la falta de valores y de control emocional, el machismo cobarde que hace valer la fuerza bruta contra los que son más vulnerables, la inmadurez para mantener los compromisos, y la influencia del alcohol en estos actos de violencia.

Los hombres violentos son enfermos que deben recibir tratamiento psiquiátrico debido a graves fallas en su personalidad; y las mujeres golpeadas también necesitan apoyo psicológico porque, generalmente por ignorancia o por desear continuar manteniendo una relación de pareja patológica, pueden contribuir en gran parte a provocar inconscientemente desenlaces fatales.

La juventud actual lo quiere todo, sentir la adrenalina de los deportes de riesgo, vivir emociones violentas, experimentar pasiones prohibidas y atreverse a patear el tablero en todos los órdenes de la vida.

Lo que no saben es que hay una ley de la física que siempre se cumple en esta realidad que vivimos, que también funciona en las relaciones sociales, la cual afirma que “a cada acción le corresponde una reacción de la misma fuerza”, por lo tanto, todo lo que una persona hace tiene una inevitable consecuencia.

No sólo el comportamiento deshonesto deja huellas indelebles en la conciencia de cada uno sino que también provoca reacciones en las personas involucradas y consecuencias catastróficas en niños inocentes.

Los juegos amorosos que tienen lugar fuera de la pareja suelen dejar un tendal de víctimas y muchas veces inevitables hechos de sangre.

Esto sucede porque los lazos amorosos son ambivalentes, se ama pero también se puede odiar a una pareja, se desea liberarse de ella  pero a la vez se la extraña, entonces, como no se puede optar y se desean las dos cosas, se decide traicionarla a sus espaldas, asumiendo el riesgo de ser descubierto y provocar una tragedia.

Los hombres suelen reaccionar violentamente ante la traición, porque genéticamente están diseñados para luchar a muerte por la hembra, principalmente para conservar su propia  autoestima.  

En cuanto a las mujeres, cuando son traicionadas, difícilmente recurren a la violencia principalmente por ser más vulnerables pero pueden vengarse de los hombres de otras maneras más sutiles, siendo igualmente infieles, separándolos de los hijos o haciéndoles la vida insoportable.

Las mejores historias de ficción se han inspirado en estas realidades.  porque en cierto que la realidad siempre supera a la imaginación.

Malena Lede - Psicóloga