LOS SUPERSTICIOSOS - Psicología Malena Lede




Los supersticiosos son aquellos que creen que ciertas señales u objetos de la realidad tienen el poder mágico de augurar posibles daños o tener un significado oculto más allá de lo que normalmente representan y que determinados rituales azarosos pueden preservarlos de sufrir esas posibles desgracias.

Muchos afirman no ser supersticiosos pero evitan pasar por debajo de una escalera, levantarse con el pie izquierdo, dejar la cartera en el piso, apoyar los zapatos sobre la mesa o romper un espejo.

La superstición se basa en el pensamiento mágico, porque la asociación de los acontecimientos  significativos,  no responde a la lógica sino que pertenece a la imago popular desde épocas muy remotas.

Antiguamente, la superstición era una forma de interpretar la realidad y el intento de controlarla.  Posteriormente, la ciencia fue descubriendo las causas de los fenómenos naturales y esas creencias esotéricas fueron perdiendo vigencia y en el mejor de los casos dejadas de lado.

Sin embargo, el espíritu humano, frente a las situaciones de riesgo, puede seguir recurriendo a estas creencias esotéricas que les dan una razón mágica a los hechos que le generan ansiedad y dolor.

La visión del mundo fatalista lleva a atribuir los acontecimientos  al destino de cada uno, un designio de nacimiento, algo imposible de cambiar aun utilizando activamente nuestro libre albedrío.

Esta perspectiva de la vida no deja lugar a la libertad de elección ni a la fuerza de voluntad, porque si es que todos tenemos un destino marcado de nada nos sirve esforzarnos para lograr algo.

Esta relación mágica entre una causa y su efecto no tiene ningún fundamento más que el atribuido alguna vez por alguien con la suficiente influencia grupal como para establecer una ley universal a partir de un hecho azaroso que le ocurrió a él.

El pensamiento mágico era propio del hombre primitivo que intentaba controlar la realidad con todo tipo de rituales, como por ejemplo pretender ejercer influencia sobre los fenómenos naturales, mejorar las cosechas, aumentar el caudal de lluvias o curar enfermos.

Todavía hoy, en algunas comunidades étnicas,  los chamanes o jefes de las tribus, continúan utilizando sus antiguos rituales para solucionar conflictos o curar enfermos.

En esas regiones, el poder sanador de los chamanes es utilizado por los médicos como complemento de la cura, dada la popular creencia que existe en esas comunidades en la eficacia de ese método y todos sabemos que la fe puede mover montañas.
 
Malena Lede - Psicóloga